Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista Bartolomé Bonet Jefe de Pedriatría del Área de Salud de Ibiza y Formentera

Bartolomé Bonet, jefe de Pedriatría del Hospital Can Misses de Ibiza: «Con el covid hay un repunte de problemas psicosomáticos en adolescentes»

Aunque hasta ahora por Pediatría del hospital de Ibiza apenas han pasado pacientes con coronavirus, sus profesionales sí han tenido que hacer frente a un notable número de casos de trastornos psicosomáticos que son consecuencia indirecta de la pandemia

Bartolomé Bonet en la sala de juegos de la planta de Pediatría del Hospital Can Misses, en Ibiza.

En la Unidad de Pediatría del Hospital Can Misses, que dirige desde hace más de trece años Bartolomé Bonet, llevan varios meses observando las consecuencias psicológicas que sobre niños y adolescentes está teniendo la pandemia. Bonet explica que a medida que las restricciones sanitarias se han ido relajando se ha empezado a notar un incremento de casos de adolescentes con trastornos psicosomáticos.

¿Se ha detectado desde que estalló la crisis de la pandemia un aumento en el número de casos de trastornos y enfermedades mentales que atienden en Pediatría de Can Misses?

Datos reales no te puedo dar, pero lo que sí te puedo decir es que la apreciación que tenemos es que, de repente, hemos tenido una incidencia de problemas psicosomáticos en adolescentes mucho más alta de lo que teníamos habitualmente. Así que sí, parece que hay algo que está estropeando la salud mental de los jóvenes.

Solo ha mencionado a adolescentes. ¿No se ha dado esta misma situación en la población infantil?

Poder apreciar estas cosas en los niños más pequeños es mucho más complicado. Digamos que en los adolescentes la situación se manifiesta de una manera y en niños, de otra. Hay bebés de siete u ocho meses que tienen ya una ansiedad importante a la separación que antes no tenían porque, claro, son pequeños que solo se han criado con los dos padres, mientras que antes de la pandemia un bebé se criaba con toda la familia, por tanto, sí que se aprecia un trastorno de ansiedad de separación de los padres más acentuado y a una edad más temprana de lo que venía siendo habitual.

¿Qué tipo de trastornos psicosomáticos se están detectando?

Hay muchos chicos con problemas digestivos. Hay niños que te vienen y te dicen que tienen un dolor crónico, pero luego cuando los ingresas no lo constatas o no lo aprecias. Ellos lo viven como un dolor intenso, pero, luego, tú los aislas de su medio y los pones aquí en Pediatría y ves que están felices y contentos y que no tienen ningún problema. Se está detectando mucho dolor abdominal y también niños con síncopes, que a lo mejor se desmayan diez veces en un día y no pasa nada, nunca se hacen daño, y dices: Algo falla. Otros vienen con cefalea. Son cuadros muy inespecíficos que no van acompañados de algo que te sugiera que es una patología orgánica. Pero, claro, desgraciadamente ellos lo viven mal y esos problemas les incapacitan para ir al colegio, para hacer un actividad normal, con lo cual, no estoy diciendo que no tengan nada, ojo, ellos lo viven como si lo tuvieran, y eso te obliga a hacerles pruebas innecesarias. Hacerles entender que no tienen nada cuesta mucho. Sacar una apendicitis es un cuarto de hora, pero para arreglar la cabeza de un adolescente que vive con un conflicto por las causas que sean se tarda muchísimo más.

«Apenas hemos tenido ingresos por covid, pero sí que hemos visto sus efectos psicológicos»

decoration

¿Qué problemas psicológicos se esconden detrás de estos cuadros de somatización?

Hay de todo un poco. Hay niños que vienen con cuadros de depresión y otros con ansiedad.

¿A partir de qué momento en concreto han notado el repunte de este tipo de casos?

Los estamos viendo ahora, cuando las cosas se han relajado. Cuando todo el mundo estaba encerrado no había tiempo de ponerse enfermo, es en el momento en que parece que se empieza a liberar la situación cuando han aparecido estos trastornos psicosomáticos. Este tipo de problemas los hemos empezado a ver en los últimos tres o cuatro meses, probablemente ya llevaban tiempo cociéndose, pero han debutado a partir de febrero o marzo.

¿Cree que ha sido la pandemia y en concreto los meses de confinamiento estricto los que han desatado la situación?

Hay una serie de factores que han hecho daño y que pienso que están provocando estos cuadros de somatización. La enfermedad no brota cuando aparece el virus, no es una dolencia secundaria al covid, es una enfermedad social, que ha surgido a consecuencia de lo que ha vivido desde el año pasado nuestra sociedad, que se ha enfrentado por muchos motivos a situaciones de aislamiento, de miedo, de mucha ansiedad...

¿Hasta qué punto cree que ha sido determinante el hecho de que durante meses se haya visto limitada la interacción social entre los adolescentes?

No solo hay un factor determinante. Hay niños, que, por ejemplo, tienen pánico al covid y ahora que se pueden quitar la mascarilla en exteriores no lo hacen por miedo. Por otra parte, la situación económica de muchas familias ha creado ansiedad en los niños mayores. El adolescente es muy egoísta, quiere su seguridad, que su padre y su madre le traigan los garbanzos, que le compren sus libros y todo lo que necesitan. Si ninguno de sus progenitores trabaja eso le crea ansiedad. También hay niños que han sufrido la muerte de un familiar por covid. Por otro lado, la comunicación a través de videoconferencias o videoconsolas da pie a que la gente diga cosas que a la cara no se atrevería a decir, por lo tanto, hacer mobbing a través de las redes es mucho más fácil. Luego los medios de comunicación, probablemente de forma justificada, han creado una situación de alarma que ha afectado a mentes delicadas como las del adolescente. Yo creo que han influido muchos factores.

¿Qué proceso se sigue desde que se detecta un caso de este tipo hasta que llega a Pediatría de Can Misses?

Normalmente este tipo de pacientes viene a través de Atención Primaria. Ellos empiezan a ir a su médico de cabecera con un cuadro más o menos inespecífico. Los ven varias veces allí y si persiste la situación les hacen algunas pruebas. Si no encuentran solución es cuando llegan aquí. Cuanto más tiempo tardan en llegar peor es para nosotros porque cualquier enfermedad que lleve enquistada mucho tiempo es mucho más difícil de resolver que si lo atajas desde el principio, pero claro, son cuadros de niños que no parecen especialmente enfermos, con lo cual no tienen prisas en derivarlos al hospital. Cuando nosotros los vemos casi siempre llevan meses arrastrando esos problemas.

¿Muchos de los que han llegado con este tipo de problemática han requerido ingreso?

Piensa que si tengo un paciente que me dice que tiene dolor a todas horas que le discapacita para ir al colegio y hacer una vida normal yo no puedo estar en su casa vigilándolo, por eso, en muchas ocasiones opto por ingresarlo, para ver cómo actúa, cómo se relaciona con las enfermeras, incluso a veces se le da una medicación que no es tal para ver cómo responde a ella. Hace poco tuvimos a un paciente que llevaba casi un año y pico sin ir al colegio. Estuvo diez días ingresado.

¿Podría proporcionarnos alguna cifra para hacernos una idea del repunte de casos que se ha producido desde febrero?

No tengo datos, pero lo que sí te puedo decir es que normalmente, aparte de algún neonato, el resto de pacientes que hemos tenido ingresados eran niños con cuadros psicosomáticos, no teníamos ningún niño con una enfermedad orgánica. Hemos llegado a tener tres o cuatro niños ingresados en un mismo día con este tipo de problemas, lo que es algo bastante atípico.

«He atendido muchos casos de obesidad durant la pandemia, además de anorexia»

decoration

El presidente de la Asociación Española de Pediatría, Luis Blesa, decía hace unos días en una entrevista que el covid ha afectado a la infancia más a nivel psicológico que clínico. ¿Comparte esa afirmación?

Sí, porque clínicamente no ha habido problemas con la infancia. Nosotros hemos tenido algunos niños ingresados por coronavirus, pero no nos han dado ningún problema clínico importante. Hemos ingresado sobre todo a niños pequeños, pero salvo un niño que hizo un proceso inflamatorio agudo, pero que respondió muy bien al tratamiento, no hemos tenido niños enfermos por covid. Por lo tanto, la parte orgánica del covid en Pediatría no la hemos visto. Sin embargo, la psicológica sí que nos está llevando por el camino de la amargura. No estamos viendo las consecuencias directas del covid, sino las indirectas.

Su especialidad es la endocrinología. ¿Ha atendido muchos casos de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA)?

Llevaba siete u ocho años sin ver casos de anorexia y en los últimos meses he atendido cuatro, y dos de ellos eran severos. Los hemos empezado a ver en febrero o marzo pero ya venían gestándose de tiempo atrás.

¿Y qué ha observado en los casos de obesidad?

He atendido muchos casos de obesidad. Ha sido un desastre. Todos los niños han engordado y el que estaba obeso, el doble. Con la pandemia se ha hecho menos deporte y se ha comido más, es el único entretenimiento que tenían. Te asustaría si vieras la evolución de peso que ha habido. Con estos pacientes ha sido una época muy frustrante y que nos va a costar mucho remontar. No recuerdo ni uno solo de mis pacientes con sobrepeso que haya adelgazado durante la pandemia, ni uno.

Parece que tememos más a la anorexia por la degradación que provoca, pero la obesidad también conlleva problemas importantes de salud...

La anorexia te estropea muy rápido y la obesidad lo hace lentamente. Sus consecuencias, que son muy graves, se ven a medio-largo plazo. No se ven ahora sino dentro de diez, quince o 20 años, cuando muchos de estos niños con obesidad se convertirán, por ejemplo, en diabéticos. Aunque, como decía, la obesidad te va a crear problemas a medio-largo plazo, a veces las consecuencias se ven a corto plazo. Nosotros tenemos niños con diabetes tipo 2, una enfermedad que antes era de personas mayores, y que, sin embargo, ahora la tienen adolescentes. Pero esto lo hemos detectado desde hace unos años, no tiene nada que ver con la pandemia. Lo que sí sabemos es que cuanto más grueso está el niño mayor es el riesgo de que padezca una diabetes tipo 2.

Compartir el artículo

stats