Dieciocho estudiantes de Educación Infantil, Primaria y Secundaria de Ibiza y Formentera no pueden asistir a clase porque padecen patologías que los convierten en vulnerables a la Covid-19 y otros 26 alumnos tampoco van a sus centros educativos porque en sus hogares conviven con personas consideradas vulnerables, explica a este diario la directora general de Primera Infancia, Innovación y Comunidad Educativa, Amanda Fernández.

A todos ellos, se les realiza un seguimiento por parte de los docentes de los centros educativos que incluye, de forma general, llamadas telefónicas a los menores y a sus familias, uso de herramientas tecnológicas como son Google Classroom o blogs para seguir las tareas y el ritmo de las clases e incluso sesiones de videoconferencia para favorecer que se mantenga el contacto con el grupo y que los estudiantes no pierdan la relación con sus compañeros.

Esta información ha sido recabada por la conselleria de Educación a partir de un cuestionario enviado a todos los centros educativos de Balears, donde se preguntaba sobre qué alumnos contaban con certificados de vulnerabilidad y, por tanto, estaba justificado que permaneciesen en casa, una información que han contrastado con los datos del programa Alerta Escolar Balear y con Educovid.

El cuestionario fue contestado por 339 colegios e institutos del archipiélago. En el caso de Ibiza, se obtuvo respuesta de 29 centros de Educación Infantil y Primaria, siete de Educación Secundaria y tres centros concertados, lo que supone el 76,5% del total de centros. Por su parte, en Formentera contestaron todos, tres centros de Infantil y Primaria y uno de Secundaria.

Casos de vulnerabilidad

Atendiendo a los datos por islas y niveles educativos, en Ibiza hay 17 alumnos vulnerables al Covid-19: dos en Infantil, diez en Primaria y cinco en Secundaria. Y en Formentera sólo hay uno que cursa Secundaria.

Fernández explica que las patologías que se consideran vulnerables al coronavirus están determinadas por la Asociación Española de Pediatría y el Ministerio de Sanidad. De forma general, señala que se incluyen en ellas las inmunodeficiencias, cardiopatías graves y patologías respiratorias crónicas graves, «que son las más habituales», además de casos de menores que estén en diálisis, que tengan drepanocitosis, diabetes mellitus tipo 1 con mal control metabólico, malnutrición severa, intestino corto, encepalopatías graves, miopatías y errores congénitos del metabolismo.

Corresponde al pediatra dictaminar que, efectivamente, los menores sufren estas patologías. «Lo que dicen es que la patología que tiene [el niño] en este momento es vulnerable al Covid-19 y que por lo tanto no se recomienda» que acuda al centro educativo, detalla Fernández, quien añade que esto puede cambiar si la evolución de la enfermedad del alumno lo permite. «Todos los casos son revisables», apostilla.

Trabajo desde los centros

En todos estos casos en los que «el derecho a la salud pasa por encima del derecho a la educación», los tutores de los centros realizan un seguimiento personal y académico de los alumnos a través de diferentes herramientas que emplean también para favorecer su participación. «Es diferente entre los distintos centros y los grupos», dice Fernández de forma general.

No obstante, apunta que es habitual en todos ellos que se mantenga un contacto telefónico tanto con los alumnos como con las familias, sobre todo en las edades más tempranas. «En Infantil, que hay menos casos y no es obligatorio. Y sobre todo con niños de Primaria, ya que en los primeros cursos a nivel de herramientas informáticas se puede hacer tarea pero no tan seguida», comenta y agrega que se utilizan también las videoconferencias para poder hablar cara a cara y hacer reuniones.

En cuanto a la parte más centrada en el trabajo académico, indica que se proporciona el material necesario y que, conforme se avanza de nivel, se emplean distintas plataformas y herramientas como blogs de aula -donde es necesario que las familias y los estudiantes devuelvan las tareas a través del correo electrónico porque no hay feedback- y Google Classroom, sobre todo, que sí permite el retorno inmediato.

Asimismo, a nivel de participación, hay centros que imparten algunas sesiones semanales de forma que los alumnos que están en casa se conectan por videollamada al aula. De esta manera, se puede ver todo el grupo y los estudiantes no pierden la parte de socialización que se ve afectada por el hecho de estar en casa.

Fernández indica que toda esta información que se ha recabado de cada alumno y cada centro se ha trasladado a los inspectores a fin de garantizar que todo se esté llevando a cabo.

La situación de los convivientes

Además de estos alumnos, tampoco pueden asistir a clase los estudiantes que conviven con personas vulnerables, una circunstancia que según la directora general de Comunidad Educativa suscita «debate» al colisionar el derecho a la salud y a la educación «no de una persona sino de personas diferentes». No obstante, apostilla que el derecho a la educación se garantiza en cuanto que se ofrece educación a distancia, aunque reconoce que las condiciones académicas y de socialización no son las mismas.

En estos momentos, en Ibiza y Formentera hay 26 estudiantes en estas condiciones: cinco en Infantil, 17 en Primaria y cuatro en Secundaria, y sus circunstancias se revisarán el próximo trimestre. A este respecto, Fernández insiste en la necesidad de contar con un calendario de revisión periódico, ya que estos menores no reciben seguimiento por parte de los pediatras como ocurre con los estudiantes que son vulnerables.

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