Es una anomalía inexplicable que en esta isla, que se supone próspera y sinónimo de lujo, se repartan 100.000 kilos de alimentos entre su población: «Debemos plantearnos por qué hay una necesidad de ese tipo en una sociedad tan opulenta como esta. Hay familias en la isla que no pueden ir al súper a comprar comida. Debemos plantearnos esto como sociedad. Debe ser de otra manera».La Memoria contiene una frase contundente al respecto: «En esta sociedad no hace falta más comida, sino un reparto equitativo de la misma». Cáritas ha calculado en 100.000 euros el coste de esos alimentos.

Y en una isla que difícilmente recuperará este año el pulso laboral preCovid-19, son numerosas las personas que llaman a Cáritas porque desean regresar a sus lugares de origen y no pueden siquiera pagar el pasaje. Un vistazo a las calles, comercios y bares basta para comprender que muchos ya lo han hecho y otros tantos ni siquiera han venido, como otros años, a Ibiza para trabajar. «Hay personas que piensan en irse de aquí. Hasta hace unos días no se daba la situación, pues no se podía salir de la isla. Ahora sí. Es gente que llama, llora y dice que está en una situación límite».

Cáritas ayuda a algunos a pagar el alquiler, pero les resulta «inabordable» hacer frente a todas las peticiones. Algunos arrendadores «han rebajado sus alquileres o los han aplazado. Pero eso -arguye Gómez- es retrasar el problema, pues alguna vez deberán pagarlo».