«Steven llevaba en la mano una botella de ron ya vacía, sólo quedaba el culo. Nos cruzamos con un chaval cuando nos marchamos de ses Figueretes. Yo iba delante. Steven dijo 'carapolla' y el chico se giró, empezaron a discutir. Me di la vuelta y vi que se estaban empujando. Carlos le dio un empujón al chico en el pecho. Al momento, Carlos le pegó un puñetazo en la mandíbula. Yo le aparté, lo cogí y le dije 'no'. Steven estaba frente al chico y le dio un botellazo de lado. Fue el único golpe que le dio. El chico se fue para atrás, se apoyó en la pared y se cayó al suelo, pero se volvió a levantar. Steven le cogió dos teléfonos móviles, uno que había caído al suelo y el otro del bolsillo trasero del pantalón». La novia de uno de los dos acusados por el crimen de Santiago Garrido fue muy clara ayer en la segunda jornada del juicio. Según el testimonio de la chica, que es pareja de Carlos Guillermo P.H., fue Steven G.Z., el principal acusado, quien golpeó con una botella en la cabeza a Garrido a primera hora de la mañana del día Navidad de 2017 en ses Figueretes, un golpe que acabó siendo mortal.

En cambio, la pareja de Steven G.Z. manifestó que no se acordaba de nada. «Tomé alcohol, cristal, cocaína y no recuerdo nada hasta que me desperté con Steven con mucho malestar. No recuerdo lo que hicimos ni dónde fuimos. No sé si me tomé algo que no estaba bien», dijo la menor, que tiene 17 años, durante la segunda sesión del juicio con jurado en la Audiencia Provincial, en Palma.

Ambas testigos iban con sus novios el día Navidad cuando se cruzaron con la víctima, que tenía 23 años y que horas después falleció en casa de sus padres debido al botellazo en la cabeza. La Fiscalía pide para Steven G.Z. 18 años de cárcel por homicidio y robo con violencia, mientras que para Carlos Guillermo P.H. pide una multa por un delito leve de maltrato. La acusación particular reclama para ambos sendas condenas de 24 años de prisión por asesinato y robo.

De botellón

De botellón

La novia de Carlos recordó que esa noche hicieron botellón en ses Figueretes. «Sólo fumé porros, pero los demás tomaron ketamina y cocaína. Steven le dio un botellazo al chico, fue todo muy rápido» destacó. «El chico estaba consciente, se levantó con las manos en la cabeza y se fue. No me lo podía creer. Todo fue idea de Steven. Luego, fuimos a la casa okupa», declaró la joven a través de videoconferencia. «En la casa okupa estaba Daniel y Steven le entregó los dos teléfonos. Steven se dedicaba a vender marihuana», detalló la testigo, que aseguró que el joven agredido era mulato y parecía latinoamericano y que, por tanto, no era el ibicenco Santiago Garrido. Entre la veintena de testigos que declararon ayer en la vista oral, el empleado de una tienda de telefonía móvil de Vila reconoció a los dos jóvenes acusados como los acompañantes de un tercero, que acudieron a su local para pedirle de forma reiterada el teléfono móvil que le habían entregado para desbloquearlo: «Ellos dos estuvieron en la tienda con varios más. Daniel quería que le devolviera el teléfono. Era un buen móvil, de alta gama». El terminal, que pertenecía al joven fallecido, acabó en Barcelona, donde fue localizado y recuperado por la Policía Nacional. Gracias al móvil de la víctima y a las claves aportadas por la pareja y el hermano, la Policía Nacional pudo rastrear y conocer los últimos movimientos del fallecido a través de la aplicación de geolocalización que estaba activada. Al hacer el seguimiento del teléfono, los agentes comprobaron un cambio drástico en el recorrido de Garrido que coincidía con el momento en el que fue agredido en la confluencia de las calles Asturias y Formentera, a las 5,40 horas de la madrugada.

La geolocalización del móvil llevó a los investigadores hasta la casa okupada. Cuando analizaron las cámaras de una gasolinera cercana, vieron a cuatro personas que caminaban con prisa hacia la casa. Uno de los policías que rastreó el teléfono dijo que Santiago llevaba siempre el mismo paso en dirección a su domicilio. «Luego, en la calle Asturias hay un parón de algunos minutos y cambia la dirección drásticamente. El punto de inflexión es a las 5,40 horas, cuando se produce la agresión. Se reanuda la marcha y la velocidad de los pasos se incrementa. La señal nos lleva a la calle San José, junto a la casa okupa, y ahí el teléfono se apaga a las 5,52 horas», dijo el agente. La Policía Nacional comprobó que en este domicilio habitaba la banda de Los Guasones. Cuatro meses antes, la UFAM de la Policía había abierto una investigación sobre este grupo juvenil. El líder era Steven G.Z., 'El Nea'. Un testigo explicó ayer ante el jurado popular que denunció a Los Guasones porque amenazaron y agredieron a su hermano. «La banda se dedicaba a los robos con violencia y también vendía marihuana en la casa okupa. Nadie se atrevía a denunciarles. Yo, ahora que tengo que declarar en el juicio, estoy recibiendo amenazas, me dicen que me van a coger por la calle y me van a pegar», se quejó el hombre.