El presidente de la Asociación de Restauración de la Petita i Mitjana Empresa d'Eivissa i Formentera (Pimeef), Joan Riera, valoró ayer el incremento de los controles de Seguridad Alimentaria en Ibiza, que han supuesto el cierre de 32 restaurantes durante el primer trimestre del año. Esta cifra supera ya la de todo el año pasado, cuando se suspendió la actividad de 28 establecimientos, además de que es prácticamente idéntica a la de Mallorca, una isla que sextuplica la población de Ibiza.

«Esto revela una falta de profesionalidad peligrosa y que hay muchos personal sin cualificar y un intrusismo terrible», subrayó Riera. «Estamos muy contentos de que se hayan puesto las pilas y que hagan cumplir las ordenanzas y que todo el mundo sepa que hay que cumplir», incidió.

Para Riera, «el intrusismo es el factor número uno de este problema, ya que mucha gente se piensa que esto es la milla de oro y que todo vale». «Aquí hay un desmadre total y ya era hora de que Salud se pusiera las pilas», sentenció el presidente de Pimeef Restauració, «porque hay bares que con un microondas y una plancha se ponen a hacer paellas y eso no puede ser».

Desde el departamento de Inspección de Seguridad Alimentaria de la conselleria balear de Salud, indicaron que la cuantía media de las multas impuestas es de 3.500 euros. Sin embargo, la responsable de este servicio, Margalida Buades, subrayó que éstas aumentan cuando un establecimiento es «reincidente».

Buades también explicó que el departamento de inspección ya ha empezado a programar los controles de la próxima temporada. En total, se llevarán a cabo alrededor de 425 inspecciones en 250 establecimientos de alimentación. Esta planificación, detallan, se hace en función de una serie de criterios, como «el histórico de incumplimientos o el tiempo que hace que no se ha visitado un negocio», detalló.