«No sé qué ha pasado, pero las perjudicadas, al final, somos las familias, que tenemos unos derechos». Es el resumen que hacía ayer Carmen Boned, gerente de Apneef, una de las asociaciones afectadas por la demora en la aprobación de los conciertos sociales del Consell de Ibiza, después de escuchar las explicaciones de la consellera de Bienestar Social, Lydia Jurado. Le da la razón en una cosa: «Antes de ella no había nada, nadie nos había querido escuchar». Y carga contra la anterior responsable de este departamento, Mercedes Prats, del PP: «Siempre nos decía que esperáramos. Ésa era su palabra: esperad».

Ahora mismo, confiesa, sienten «miedo». «Si ellos se marchan y aún no han salido los conciertos, ¿qué pasará?», se pregunta, y apunta a las «trabas internas» con las que, según les ha explicado en varias ocasiones la consellera, se ha topado Bienestar Social a la hora de aprobar este nuevo sistema de financiación. «No se creía en este modelo, ha costado mucho hacer que lo entendieran», lamenta antes de hacer una petición a los partidos: «Que no se despisten con las elecciones y que no piensen si son de A o de B, que piensen en las personas. La situación es grave, no se pueden mantener servicios de esta índole con una subvención». Las asociaciones recuerdan que las subvenciones cubren un tanto por ciento de proyectos concretos, mientras que el concierto se destina a pagar una cantidad establecida por usuario y día de un servicio que no presta la institución que tiene las competencias -el Consell de Ibiza, en el caso de la discapacidad- y sí las asociaciones.

Hace cerca de tres años que las asociaciones esperan que el Consell apruebe los conciertos. Y durante esos tres años las subvenciones no han cubierto los gastos de las entidades. «Ya nos conocéis. Siempre estamos que si calendarios, que si fiestas solidarias, que si lotería... Llega un momento en el que te planteas qué más hacer. A mí, sólo me falta ya ponerme en una esquina», comenta Boned, consciente de la hipérbole, que considera que las instituciones, sabedoras de que los conciertos tardarían en llegar, podrían haber adoptado medidas provisionales. El Consell, indica, podría haber aumentado las partidas de las subvenciones. También pidió ayuda al Govern. «Le pedí al director de Dependencia que no nos dejaran olvidados hasta que el Consell hubiera hecho todos los trámites. Sabíamos que venían años difíciles, que pasaría esto, y pedí que no nos redujeran las aportaciones porque eso nos dejaría totalmente al descubierto, porque el Consell necesitaba un tiempo. Pues nos han reducido las aportaciones», lamenta Boned, que acude a la rueda de prensa acompañada de la presidenta de la asociación, Susi Fresneda.

Paciencia

PacienciaNo son las únicas espectadoras. Junto a la consellera, lo suficientemente cerca como para hacer de apuntadora, pero lo suficientemente lejos como para no salir en la mayoría de las fotos está Judith Romero, directora de Igualdad. Al fondo de la sala de prensa, escuchando atenta, también está la vicepresidenta primera, Viviana de Sans (de Podemos, como Romero), y un responsable de prensa de la parte socialista del equipo de gobierno. Lydia Jurado le da las gracias a las integrantes de las asociaciones por varias cosas. Por haber sido las primeras en explicarle por qué tenía que poner en marcha los conciertos de los servicios que prestan. Por acudir a la rueda de prensa en la que defiende su gestión. Y por la «paciencia» de estos años. No es paciencia, es que no les queda otra que esperar. Si pueden. Algunas de las asociaciones ya han tenido que prescindir de trabajadores. Y otras ya han anunciado que si no reciben dinero tendrán que cerrar en no más de un par de meses.

Jurado les da las gracias. Pero no les pide disculpas. No hace un mínimo de autocrítica. Les indica, eso sí, que entiende cómo se sienten porque ella también estuvo al otro lado antes de ser consellera de Bienestar Social. Es más, hasta tiene una teoría sobre por qué están tan preocupadas precisamente ahora: «Cuando ven real, factible, un horizonte que han pedido durante tantos años es normal que tengan la expectativa de que sea ya». No dijo que la política es así o que son unos contra otros, pero sí algo parecido: «Los plazos son los que son y el procedimiento es el que es». Ni Perogrullo.

La consellera ni se plantea que le puedan hacer un David Ribas, es decir, retirarle las competencias de Bienestar Social: «En ninguna reunión de gobierno se ha cuestionado el trabajo de este departamento, al revés, siempre he tenido el apoyo del equipo de gobierno y cuento con el del presidente». De hecho, no entiende cómo Guanyem, sus supuestos socios, puede pedir que se le aplique el mismo castigo que al todavía conseller de Cultura. «Son libres de decir lo que quieran, otra cosa es que sea verdad», indica Jurado, que no se muerde la lengua a la hora de opinar también (ella también es libre de decir lo que quiera) sobre quienes piden su cabeza: «Demuestran una completa ignorancia sobre el trabajo que se hace en el departamento de Bienestar Social». La consellera remata su intervención con una frase para enmarcar-«estamos trabajando para dejar bien altos los servicios sociales en Ibiza y que realmente se note el cambio con nuestro paso por esta institución»- tras lo que De Sans, con una sonrisa, sale de la penumbra y la abraza. Será por su «proeza».