¿Tener un ligero aumento de las reservas es positivo? Depende. Los optimistas verán el vaso medio lleno, los pesimistas... PlayaSol, por ejemplo, ha mejorado sus reservas respecto a 2018, pero incluso su director general, Antonio Doménech, no las tiene todas consigo: «Estamos ligeramente por encima del año pasado, de un 6% al 8% más, equivalente a las de 2017. No son cifras como las de 2016. El pasado año tuvimos una ligera bajada». El problema es que casi todo es por venta directa, on line, a agencias de internet, OTAs (Online Travel Agency) como Kayak, Trivago... Y estas tienen, aseguran todos los hoteleros, un talón de Aquiles: las cancelaciones. La media es del 50 al 60%.

En el caso de PlayaSol, no hay diferencia: «El año pasado tuvimos un crecimiento de las cancelaciones que fue muy, muy grande, de casi el 50%. Es un dato que para las previsiones resulta complejo. Si se produce ese ritmo de cancelaciones, se carga enseguida la subida que tengas de reservas», señala Doménech.

De ahí que hayan «endurecido» las políticas de cancelación: «Así y todo, son cifras muy altas y preocupantes». El 25% de sus ventas son directas puras, «vía teléfono, web o motores de reserva»; por TTOO venden un 12%, y el 63% restante lo tramitan a través de OTA: «Ahí es donde ha crecido muchísimo la cancelación», admite.

Para 2019 sus precios «han crecido el IPC y poco más» con el fin de no asustar a los turistas. Aun así, mientras «para la temporada alta, las previsiones no son malas», lo que más les preocupa ahora es «el inicio: abril y mayo están muy flojos, sobre un 10% menos». Otros hoteleros califican de «horrorosas» las reservas para entonces. En junio «empezará a ir bien», mientras que septiembre «ya es como otro siglo», una incógnita, según Antonio Doménech.

En PlayaSol temen que los hoteleros «individuales», los más pequeños, no las cadenas, entren en pánico y, al no tener «refugios» para suplir la bajada de ventas, «tiendan a tirar precios».

El pesimismo cunde entre los empresarios, especialmente tras el encuentro matutino de ayer con los turoperadores. La Federación Hotelera pitiusa recogió parte de las críticas de los TTOO (de los precios no se habla en el comunicado) y se las echó en cara al Govern y al Consell: «Los primeros datos que arroja la ITB demuestran que Balears debe eliminar de forma inmediata la ecotasa. Los grandes touroperadores alemanes están renegociando a la baja camas ya contratadas a causa de la disminución de la demanda hacia las islas». Así, grupos como Thomas Cook, TUI, Alltours, FTI, Der Touristik y Schauinsland Reisen «vuelven a alertar de que la actual coyuntura turística no beneficiará al turismo balear».

Los TTOO han avisado a la patronal de que prevén «una bajada del 15% del turismo alemán ante la agresiva competencia en precios de mercados como Turquía o la incertidumbre del brexit, y llaman la atención sobre el lastre que supone para la oferta del archipiélago la existencia de una tasa turística que grava en exceso las pernoctaciones». A juicio de los hoteleros pitiusos, la ecotasa «lastra la competitividad al dejar al margen la oferta ilegal».

Eliminación de la ecotasa

De ahí que exijan «la eliminación de la ecotasa a fin de cambiar la tendencia alarmante que se observa en los principales mercados emisores hacia las islas», pues creen que «resulta contradictorio que mientras el Govern insiste obcecado en mantener sin cambios la ecotasa, el Gobierno central, por boca de la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, asegura que en ningún momento se plantean establecer un impuesto turístico a tenor del valor estratégico del sector para la economía nacional».

La Federación Hotelera pitiusa «lamenta una vez más que la recaudación obtenida a través del impuesto turístico sostenible no sólo desincentiva la inversión hotelera, sino que convierte al sector en recaudador de un impuesto medioambiental que el Govern destina, en su mayor parte, a fines que nada o poco tienen que ver con el medio ambiente y que deberían ser sufragados a cargo a la partida de inversiones del Presupuesto autonómico. La ecotasa se ha convertido en un impuesto meramente recaudatorio».