El concejal popular sí cree que el cierre del West a las tres «motiva que los clientes quieran seguir la fiesta y lo hagan por el paseo o el puerto. Se dispersan, en vez de estar concentrados en el West. Así son más difíciles de controlar». Advierte, además, de que «si se sigue sin renovar la licencia de las cámaras de seguridad, las grabaciones no servirán de prueba».