La raza autóctona por antonomasia de las Pitiusas es el podenco ibicenco o ca eivissenc, conocido ampliamente fuera de las islas y sin ningún peligro que amenace su futuro. Bien al contrario, el libro genealógico que vela por la pureza genética cuenta en estos momentos con 1.500 ejemplares inscritos de las Pitiusas, Mallorca y la Península. La asociación de criadores de ca eivissenc asumió la gestión de este libro en 2005 y, desde entonces, su censo se ha incrementado año tras año.

Sin embargo, en el caso de los animales de granja, las razas autóctonas pitiusas están lejos de gozar no sólo del reconocimiento internacional del ca eivissenc, sino de contar con garantías para su supervivencia. Eso sí, los esfuerzos de unos pocos criadores, agrupados en la Federació de Races Autòctones de les Pitiüses, han conseguido estabilizar las poblaciones, dentro «del grave peligro de extinción en que se encuentran todas ellas», según su presidente, Xavier Prats. No sólo eso, sino que también ha conseguido reintroducir el porc negre en Ibiza, donde ya se daba por perdido.

´Porc negre´

´Porc negre´En 2008 se creó la Associació de Criadors de Porc Negre y, de una sola pareja que se mantenía en Formentera, ahora se cuenta con medio centenar de ejemplares en Ibiza y unos 70 en el conjunto de las Pitiusas, repartidos en las granjas de seis criadores. ¿Cómo se logró reintroducir en Ibiza esta raza? «Al empezar con una sola pareja, luego había que superar los problemas de consanguinidad», recuerda Prats.

Un ejemplar de cerdo autóctono de las Pitiusas. Foto: FRA

Por ello, recurrieron al «retrocruce» para las primeras camadas con la raza más similar, en este caso la menorquina. Así, vigilando y seleccionando los siguientes cruces, a la quinta o sexta generación ya se llega a un nivel de pureza genética. «Ahora ya hay varios criadores interesados y con muchas ganas de trabajar para aumentar la población de porc negre», destaca Sara Vergés, la veterinaria que desde junio del año pasado trabaja para la Federación.

Uno de los interesados en sumarse a la cría del cerdo autóctono es el propio Xavier Prats, técnico en electrónica para la seguridad de tráfico aéreo de profesión, pero acostumbrado a los diferentes ganados con los que ha convivido desde su infancia en Can Benet, en Benimussa. «Ninguno de los que nos dedicamos exclusivamente a las razas autóctonas somos granjeros profesionales», detalla, «aunque sí que hay alguna explotación profesional que también cría razas autóctonas».

En estos momento, y a la espera de crear su piara de porc negre, Prats cuenta con un rebaño de oveja ibicenca, además de gallinas «que no son de raza». Aunque parezca lo contrario, estas aves presentan más dificultad a la hora de «tener nueva población», apunta Sara Vergés. El motivo es sencillo: para mantener el control genealógico, es indispensable conocer el padre y la madre de cada ejemplar. Esta identificación, si ya requiere un seguimiento importante con los mamíferos, «en los gallineros normales es imposible», explica Prats. «El mío es como casi todos los de Ibiza, un tancó con la chumbera, donde coges los huevos y no sabes de quién son».

Así, no es de extrañar que en las Pitiusas sólo haya 79 gallinas anilladas en este momento, ya que los ocho criadores de raza autóctona se ven obligados a dividir sus corrales en pequeños sectores para «controlarlas y que se reproduzcan». Además, «no nacen todos los huevos incubados y luego hay que seleccionar los pollos con mayor pureza genética, porque esta raza necesita mucha selección», matiza la veterinaria. «De muchos huevos salen muy pocos ejemplares que puedan servir como reproductores», sentencia Vergés.

Ovinos

OvinosDe momento, la cabaña ovina es la que goza de mayor presencia no sólo en Ibiza y Formentera, sino que también hay algún granjero mallorquín que contribuye a mantener la raza autóctona pitiusa. Así, el último censo de ovejas es de 207 ejemplares, de las que 19 pacen en una finca de Mallorca y, el resto, en 17 explotaciones pitiusas. Más interés ha despertado en la isla vecina la cabra autóctona de Ibiza y Formentera, ya que cuentan con 93 animales, repartidos en cinco granjas, mientras que las Pitiusas cuentan con 13 criadores y 112 ejemplares.

Ovejas y cabras de raza pitiusa comen pasto a los pies del Puig de Missa. Foto: Gabi Vázquez

De cara a revitalizar este sector tan especializado y escaso, la Federación confía en que este año pueda conseguir el sello «100% raza autóctona», que se tramita en estos momentos en el Ministerio de Medio Ambiente. «Es una facilidad a la hora de comercializar y un aliciente para convencer a otros ganaderos, porque ofrecer un producto diferenciado siempre es mejor», destaca Prats.

El conejo pitiuso podría tener origen holandés

El conejo pitiuso podría tener origen holandésEl conejo es la única raza local con mayor presencia en la Península, donde dos criadores cuentan con 96 ejemplares, mientras que en Ibiza hay el doble de explotaciones para 60 animales. En la actualidad se está recopilando la información para su reconocimiento oficial y se han encontrado importantes similitudes morfológicas con una especie de Holanda. Así, a falta de confirmación oficial, la principal hipótesis es que el conejo ibicenco nació a raíz del intercambio con comerciantes holandeses que, unos 300 años atrás, venían a cargar barcos de sal.