El presidente del Institut d´Estudis Eivissencs, Marià Mayans, explicó que desde el primer momento la intención de la institución era dedicar el ciclo de este año a la normalización lingüística. Fue después de tenerlo todo planeado cuando se dieron cuenta de que se celebraba el 30 aniversario de la aprobación de la Ley de Normalización Lingüística. «Aún quedan muchos hábitos lingüísticos que cambiar», apuntó Mayans, que añadió: «Una lengua no se pierde por los que vienen de fuera, sino porque sus hablantes la abandonan». En este sentido, por ejemplo, explicó que en «muchas» familias, cuando uno de los progenitores es catalanohablante y el otro no, se acaba utilizando el castellano, de manera que los niños no aprenden bien el catalán.

«La situación de la lengua aquí está lejos de ser la normal», apuntó el coordinador del Curs, Bernat Joan, que alertó de la «desinformación» como uno de los factores que hacen que algunos de los llegados de otros puntos de España o del mundo se posicionen en contra del catalán: «Desconocen que aquí se habla otra lengua que no es el castellano. O piensan que es residual. Cuando te encuentras con algo inesperado, eso genera estrés y eso, a veces, hace que se rebelen».

Joan también lamentó durante la presentación que la nueva ley de educación (Lomce) «esconde la pluralidad lingüística y cultural del reino de España». «En Madrid no saben quién es Ramon Llull. El conocimiento no es bidireccional. Es como si aquí no supiéramos de la existencia de Miguel de Cervantes».