­Las elefantas nacen rosas y los elefantes, grises. Para mantener el color rosa -«única manera de ser femenina y encontrar marido», matiza Neus Montero- las familias elefantes encierran a sus hijas en un cercado, les ponen unos patucos para no mancharse las patas y las obligan a comer flores de ese color (adelfas, peonías, anémonas...), que están asquerosas.

Así pasa los días Margarita, una elefanta que es gris de nacimiento. Margarita se desespera con su vida mientras desde el recinto vallado ve a los chicos de la manada: comen lo que quieren, nadan en la charca, se ensucian y juegan.

Un día, harta, Margarita se quita los patucos, abre el cercado y se marcha a jugar con los chicos, dejando patidifusas a sus compañeras, que cuando la ven divirtiéndose deciden imitarla. Abren la valla con sus trompas y se suman a la juerga. «Desde ese día todos los elefantes son grises y no puedes distinguir a un macho de una hembra», concluye Montero, que asegura que este es un cuento sobre la igualdad que incluso los más pequeños entienden.

´ROSA CARAMELO´

Autores A. Turin y N. Bosnia. Editorial Kalandraka

Páginas 40