Pese a las lluvias caídas durante las ultimas semanas y a que teóricamente se han solucionado las averías de la desaladora de ses Eres, los vecinos de Sant Jordi siguen recibiendo agua con alto contenido de cloruros (sal). Según explicó Ángel Luis Guerrero, responsable de Obras Públicas, Agua, Limpieza y Residuos, se debe al mal estado de las membranas de la instalación portátil de ses Eres, que siguen en uso pese a que tendrían que haber sido sustituidas en el año 2014: «Su rendimiento ha caído abruptamente durante los últimos meses», admitió el concejal. Ahora es solo del 36%, cuando según Guerrero tendría que ser del 60%. En cuanto el nuevo equipo de Gobierno tomó posesión de su cargo en julio encargó las nuevas membranas, que se tuvieron que pedir a una empresa norteamericana. Pese a que no lo parezca por la calidad del agua que llega a los grifos de Sant Jordi, Ángel Luis Guerrero aseguró que la desaladora de ses Eres funciona: «El problema es que las membranas han pasado su límite. Tienen una vida útil y cuando acabó no se cambiaron». El concejal detalló que se trata de un material «muy caro» procedente de Estados Unidos que «tarda cuatro meses en llegar hasta España», de manera que su instalación se demorará al menos hasta finales de octubre. «Cada día que pasa baja su rendimiento», afirmó. El alcalde, Josep Marí Ribas, afirma que Sant Jordi, sa Carroca y Platja d´en Bossa dejarían de vivir su particular pesadilla diaria con el agua en cuanto se hiciera efectiva la interconexión con las desaladoras, al menos en invierno, cuando las instalaciones de Vila y Sant Antoni producen más de lo que consumen sus poblaciones. En verano será otro cantar, a no ser que la de Santa Eulària (paralizada desde hace años) entre ya en servicio.