El escritor Josep Marí no vive en Vía Púnica actualmente –sí lo hizo en los 70 durante casi siete años–, aunque acude hasta aquí cada mañana, concretamente a la cafetería Milán, desde hace muchos años. Forma ya parte del paisaje matutino del bar, donde el escritor lee la prensa o escribe.

Josep Marí dice que no soporta los ruidos exteriores cuando está en su casa, pero «el ruido de un bar es general y confuso, un ruido que no me molesta, más bien me acompaña, de manera que siempre me ha gustado escribir en los bares».

Buena parte de sus diarios, publicados e inéditos, está escrita en bares: en la cafetería Milán o en cualquier otro allá donde va en sus frecuentes viajes. (Algunos de ellos se han convertido en verdaderos protagonistas de algunos de sus escritos, como el Chez Georges, en Francia). Pero reconoce que, en los bares, no sólo ha escrito diarios: «más de la mitad de mi libro de sonetos ´Respira el món´ lo escribí aquí también, en la cafetería, por las mañanas. Así que la poesía también es posible en un lugar como éste, por supuesto.»

Para Marí, Vía Púnica «ha recuperado vida en los últimos tiempos, porque ciertamente ha tenido épocas en las que estuvo muy apagada».

Sobre todo por su ubicación, la cafetería Milán, en diferentes etapas de su trayectoria, ha sido punto de encuentro de periodistas y gente de la cultura en general. Otro poeta, Antonio Colinas, ha recordado en alguna ocasión sus encuentros semanales con los escritores Enrique Fajarnés Cardona, Cosme Vidal y Marià Villangómez en esta misma cafetería durante los años 80 principalmente.

A punto de llegar a las librerías está el libro del poeta Toni Roca, habitual también en esta calle, titulado ´Expectacions valencianes a Via Púnica´.