Helena Costa Verdera y Rita Ferrer Tur se conocen desde niñas. Son del mismo año (1992) y han recibido toda su educación en el colegio Mestre Lluís y luego en el Instituto de Enseñanza Secundaria Marc Ferrer, en Formentera. Luego, como muchos otros jóvenes, se fueron a la Universidad Autónoma de Barcelona, la primera hizo el grado de biotecnología y la segunda de biomedicina.

Se conocen bien y comparten ciertas aficiones, como el ball pagès que aprendieron también juntas en es Pastorells. El pasado 25 de julio, con motivo de la Diada de Formentera, se pusieron el traje tradicional y bailaron con el resto de sus compañeros en la plaza.

Pero estas dos jóvenes son el ejemplo de que la enseñanza pública es una de las mejores vías para educarse y aprender. Ellas son unas firmes defensoras del sistema público. Eso sí, han tenido que esforzarse, hincar los codos durante muchas horas y sacrificar tiempo de ocio para alcanzar sus objetivos.

Tras realizar sus respectivos másters, Helena en Holanda y Rita en Alemania, ahora forman parte de los equipos de investigación más punteros del planeta. Costa Verdera lo hace en una empresa con sede en París, Genethon, donde terminará el doctorado en su especialidad por la Universidad de la Sorbona el curso que viene. Por su parte Rita, después de un Erasmus y su master en Alemania, ha encontrado trabajo, en prácticas, en la empresa Covance con sede en Ginebra. En octubre sabrá si la hacen fija.

La primera trabaja en la secuencia el genoma humano y la segunda lo hace con células madre en el desarrollo de nuevos fármacos.

No es ciencia ficción, es la medicina del futuro. Ellas lo tienen claro. Son jóvenes (26 años), están sobradamente preparadas, aman lo que hacen, que es investigar para curar enfermedades, y lo hacen de forma vocacional. Cuando hablan del futuro se muestras optimistas porque en el campo en el que se han especializado queda todavía mucho por hacer y por descubrir.

Helena dice que se decantó por la biotecnología porque «me interesa ese mundo, un poco futurista, relacionado con la ingeniería genética, que es una nueva forma de medicina para curar enfermedades genéticas que consiste no tanto en dar un fármaco químico que no está en tu cuerpo como en darte el gen que te falta. Dicen que estamos trabajando en la medicina del futuro», apunta.

En estos momentos, el equipo de investigadores del que forma parte está trabajando en una enfermedad neuromuscular, la de Pompe: «Algunas personas tienen un déficit en una enzima que metaboliza el glucógeno que está almacenado en el hígado y en los músculos para degradarlo a glucosa». «Estas personas no puede degradar el glucógeno y por lo tanto se les almacena en el cerebro, en el corazón y en el diafragma». Añade que los casos más graves son infantiles ya que «si no se tratan, la esperanza de vida de los bebés se reduce a dos años». También está la enfermedad más tardía, que aparece en adultos y que no es tan grave. Lo que hace Helena es investigar para dar a estos pacientes el gen que les falta «y curarles para siempre con una sola inyección. Ahora estamos trabajando en optimizar esta cuestión», explica.

Rita Ferrer Tur quería, en principio, estudiar medicina, pero al final se decantó por biomedicina. En su caso dice que apostó por la investigación clínica más que por la básica, que es cuando las farmacéuticas quieren sacar un medicamento al mercado: «Para eso hacemos los ensayos y estudios clínicos, probando los medicamentos en varias fases. Primero con cierto número de pacientes que se van aumentando para comprobar que el medicamento sea seguro y efectivo».

En su caso hace prácticas remuneradas mientras se saca un segundo master. «Al estar en prácticas lo que estoy aprendiendo es cómo funciona la gestión del proyecto de un nuevo medicamento, desde el inicio hasta el fin», señala.

Las dos también comentan el nivel del IES Marc Ferrer. «Cuando nosotras estudiábamos no era bajo, llegamos a la Universidad bien preparadas». Incluso Rita Ferrer apunta que en su clase de universidad tenía a compañeros que venían de la enseñanza privada y que daban la impresión de que «no tenían mejor nivel que nosotras».

Helena Costa asegura que en el Marc Ferrer «tuvimos profesores muy buenos, por ejemplo Santi Costa que fue nuestro profesor de biología. Fue el primero que nos habló de la terapia génica, lo recordaré siempre. Se me ha quedado en la memoria que un día nos trajo un recorte de periódico que hablaba de una empresa que logró curar la enfermedad de los niños burbuja, que carecen de sistema inmune, eso me gustó y al final acabe allí».

En la conversación sale el tema de cómo se investiga en España, una opinión que es compartida por las dos. Rita Ferrer afirma: «Aquí los laboratorios y hospitales tienen pocas ayudas para la investigación, hay pocas becas. A pesar se eso, sí que hay investigación con salarios muy bajos y luego está muy limitada, es decir, que si quieres hacer un experimento te puedes encontrar que te digan que de la forma en la que tú lo quieres hacer sale muy caro y te proponen que lo hagas de otra forma, más económica». «En cambio -matiza-, fuera todo lo que quieras hacer te lo facilitan, lo haces y ya está y no hay problemas de dinero». Aseguran que el sueldo medio de un investigador becado en España es de unos mil euros: «Aquí se hace investigación low cost, con material viejo, y se intenta ajustar el presupuesto a los recursos».

Las dos dicen que les gustaría «trabajar en España», lo que esperan hacer cuando llegue el momento. Y cuando comentan en el trabajo que son de Formentera, «es muy gracioso ver la reacción porque muchos no saben dónde está, te dicen que sí, que estuvieron en Tenerife una vez», apunta Rita Ferrer, a lo que Costa añade: «A mí me pasa mucho y yo les contesto que yo en cambio nunca he estado en Tenerife. Resulta gracioso».

Sobre su futuro Helena dice que le gustaría «volver a Barcelona. Después del doctorado queda el postdoctorado, que son unos tres años más. No sé si ese plan saldrá, de todas formas a medida que vas investigando vas aprendiendo y ves qué tipo de trabajo te gustaría hacer». A Rita Ferrer le gustaría «seguir en la empresa pero con un cargo de mayor responsabilidad».