Las calas de Ibiza son el mayor patrimonio de la isla pero existe muchas rutas en las que descubrir otros tesoros de las Pitiusas, como sus torres defensivas, sus faros, cuevas o miradores desde donde disfrutar de los paisajes que brinda la isla blanca.

Es Culleram. DI

Es Culleram

A pocos kilómetros antes de llegar a sa Cala de Sant Vicent se encuentra es Culleram, una cueva a unos 150 metros de altura ubicada en la finca de can Quintals. La cueva fue descubierta en 1907. Se puede subir a pie desde una ladera o en coche y realizar solo un pequeño tramo andando. Se encuentra abierta de 10.30 a 13.30 horas de martes a domingo.

Torre de Sal Rossa

Al final de Platja d'en Bossa, lejos de los 'beach club' y hoteles que bordean la costa de Sant Josep se erige la Torre de Sal Rossa, también conocida como torre des Carregador. Se trata de una excursión sencilla que discurre por la playa y culmina con un pequeño desnivel donde se encuentra esta construcción visitable desde hace unos años de 10,30 a 13,30 horas. Merece la pena subir y disfrutar de las vistas que ofrece.

Faro de Moscarter

Uno de los lugares donde más se puede experimentar la sensación de estar en una isla es ir a Portinatx y visitar el Faro de Moscarter. Es un recorrido sencillo sin desniveles, que discurre por un bosque de pinos y culmina en un sendero que bordea los escarpados acantilados de la zona.

Es Cap des Falcó, en la imagen. JUAN A. RIERA

Cap des Falcò

Tomar el sol en ses Salines es un buen plan, pero mejor adentrarse en el bosque de pinos, parando antes por el restaurado Pou des Carbò, para llegar a es Codolar, la cala vecina. Para ello hay que atravesar Cap des Falcò. Una vez llegado al otro lado, podrás disfrutar de las vistas de los estanques de ses Salines.

Es Vedrà y Torres d'es Savinar. Zowy Voeten

Torres des Savinar

Quizás sea de los sitios más visitados por las estupendas vistas del místico islote de es Vedrà. Llegar a la Torre des Savinar implica estar más o menos en forma, por la pendiente subida. No es una camino llano pero tampoco excesivamente complicado. En verano los dueños suelen cobrar la entrada, pero en invierno se puede entrar y es un punto de encuentro de los fotógrafos de la isla.