Combustibles

La expansión de las ‘low cost’ lleva a un récord de 12.000 gasolineras

Las marcas alternativas siguen ganando peso en las carreteras españolas con 280 nuevas estaciones de servicio en un año y ya suman casi tantas como las redes de las grandes petroleras

Gasolinera automática de la red de Petroprix.

Gasolinera automática de la red de Petroprix. / AESAE

David Page

Las redes de gasolineras de marcas alternativas aceleran su expansión en España. Desde hace años, el crecimiento del número de estaciones de servicio en el mercado español se debe casi exclusivamente a la apertura de puntos de venta de nuevos formatos de bajo coste, que van comiendo cada vez más terreno a las redes tradicionales en manos de las grandes petroleras.

Gasolineras automáticas, minoristas independientes, estaciones vinculadas a cadenas de hipermercados y supermercados, cooperativas… son los formatos low cost al alza y cuyo despliegue creciente lleva a España a marcar un nuevo récord de número de estaciones de servicio en sus carreteras. Al cierre de 2022 -un año marcado por la crisis de precios que llevó a los combustibles a marcar máximos históricos y a aplicar descuentos de 20 céntimos por litro de combustible pagados con dinero público- había 12.084 estaciones de servicio operativas en España.

Se trata de un nuevo máximo histórico en el parque de gasolineras en la historia del sector nacional tras sumar el año pasado 274 puntos de venta adicionales, el mayor crecimiento de los últimos seis años,l según los registros de la última memoria anual de la Asociación de Operadores Petrolíferos (AOP), patronal que agrupa a las grandes petroleras que están presentes en el mercado español.

Cuando el Gobierno de Felipe González puso fin al monopolio de Campsa en 1992, había en España algo menos de 6.000 estaciones de servicio. Después de tres décadas de crecimiento casi ininterrumpido -con muy raras excepciones de ligeros retrocesos anuales durante todo este tiempo, las últimas en 2005 y 2019-, ahora el tamaño del parque de gasolineras ya se ha duplicado.

Un mercado partido en dos

El año pasado, las marcas alternativas -enseñas independientes, hipermercados y cooperativas- sumaron 280 nuevas estaciones de servicio en todo el país, hasta sumar 5.941 puntos y concentrar el 49% del parque nacional de gasolineras, mientras que el conjunto de los grandes grupos integrados en la patronal AOP recortaban una treintena de estaciones, hasta los 6.143 gasolineras (seis menos que en el año anterior). Enseñas como Ballenoil, Plenoil, Meroil o Petroprix son algunas de las redes pujantes en este proceso de expansión de las marcas independientes.

Repsol se mantuvo al cierre del año pasado de manera destacada como principal operador nacional en términos de puntos de venta, con 3.304 instalaciones, el 27% del total nacional, pero con nueve menos que en 2021. Cepsa cerró el año con 1.484 estaciones de servicio, la única de las grandes que creció, con 11 puntos más que en el ejercicio anterior. BP cerró el podio, con 781 centros, con tres estaciones menos.

Con un parque de vehículos de unos 33 millones de unidades que crece con relativa lentitud; con gasolineras más grandes, con más surtidores y más mangueras que en otros países europeos por los que circulan más coches y con mayor poder adquisitivo; y con una red que se ha duplicado en tres décadas, desde el sector de la venta de combustibles se viene alertando desde hace años del riesgo de saturación y de sostenibilidad del negocio de cada centro.

Choque frontal

Durante el año pasado se vivió una dura guerra de precios en el sector de la venta de combustibles. Las grandes redes de petroleras sacudieron el mercado aplicando descuentos adicionales a los 20 céntimos por litro obligatorios que fijaba el Gobierno en plena crisis energética y que dificultaban competir a las redes de bajo coste, que buscan una oferta con precios más económicos como uno de sus baluartes comerciales.

Asociaciones de estaciones de servicio independientes llegaron a denunciar a las tres grandes petroleras ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) -que abrió una investigación y realizó registros en las sedes de los grandes grupos- por su estrategia comercial y operativa, basada en cobrar a las pequeñas altos precios mayoristas por los combustibles y aplicar agresivos descuentos a los clientes de sus propias gasolineras que -según se quejaban las ‘low cost’- hacía que los gigantes del sector estuvieran vendiendo prácticamente sin margen.

Una suerte de “efecto pinza” que, según denunciaban las pequeñas redes de gasolineras, les hacía imposible competir en igualdad de condiciones y les estaba expulsando del mercado por unas prácticas que podrían ser consideradas como 'dumping' (vender el producto por debajo de su precio normal o incluso por debajo de su coste de producción).