La ejecución de las operaciones incluidas en el ejercicio Balearex-19 necesitan una exhaustiva planificación previa en la que participan decenas de personas. Nada se hace al azar. Este diario ha asistido a las reuniones de planeamiento en las que se analiza, fase por fase y en presencia del almirante, el comandante de la nave y el general de brigada de la Infantería de Marina, cada movimiento y cada alternativa por si algo falla. Que siempre falla algo.

Durante esas exposiciones se hace especial hincapié en no dañar el patrimonio, tanto cultural como medioambiental, durante las operaciones. «Incorporamos las lecciones aprendidas. Por ejemplo, la Armada llegó a investigar el posible daño que los sónares podían causar a los cifios, y luego aplicamos criterios científicos para evitarlo», explica el almirante Rubén Rodríguez Peña, comandante de la fuerza naval y aeronaval. Son criterios que, señala, también aplican al tratamiento de aguas grises y a los vertidos. El almirante suma 30 años de servicio: ha estado destinado a la corbeta 'Infanta Cristina', al dragaminas 'Odiel', al cazaminas ('Tambre'), a dos buques oceanográficos (el 'Las Palmas' y el 'Hespérides'), a la fragata 'Cataluña' durante la operación Sharp Guard en la antigua Yugoslavia? Y fue alumno del capitán de navío ibicenco José María Prats Marí.