La exposición 'Tur Costa. Retrospectiva', que se inaugura hoy a las 20 horas en Sa Nostra Sala y se clausurará el 19 de julio, resume, a través de más de una treintena de obras, la larga y prolífica trayectoria artística de uno de los creadores ibicencos más internacionales, desde finales de los años 50 hasta 2016. Nada más entrar a este espacio ubicado en la calle Aragón, en Eivissa, se puede admirar un cuadro que data de 1959 que poco tiene que ver con las creaciones de Rafel Tur Costa (Santa Eulària, 1927) a partir de los años 60.

Como explicó ayer el propio protagonista durante la presentación, la intención de esta exposición es mostrar la evolución de su trabajo artístico. «A finales de los años 50 pintaba en colores muy oscuros, influenciado por las escuelas de Madrid y Barcelona. Ya en los años sesenta quería conseguir mi propio estilo y empecé a trabajar con el color, luego, me cansé y lo fui cubriendo de blanco, hasta decantarme por un arte más de composición en el siglo XXI», detalló.

Para realizar esta muestra, Tur Costa ha contado con la ayuda de su hijo Marcos Tur Witt y de Catina Costa, la comisaria. «Ha sido mucho trabajo, pero he disfrutado mucho el tiempo que le he dedicado a la retrospectiva», aseguró el artista, que tiene 91 años, al responsable de Cultura del Consell de Eivissa, David Ribas.

«Es un privilegio y una alegría que la última exposición que me toca presentar como conseller sea una retrospectiva de la obra de Tur Costa, probablemente el artista ibicenco más reconocido, no sólo en la esfera insular y balear sino también en el ámbito estatal e internacional», subrayó Ribas.

Las obras de Tur Costa se distribuyen entre las paredes de Sa Nostra Sala y varias vitrinas, donde se pueden admirar trabajos de pequeño formato. De las décadas 60, 70 y 80 del siglo XX, hay una selección de «abstracciones en blanco y color sobre tela». De la última etapa, desde el 2000 a 2016, se pueden contemplar varios cuadros en los que «se superponen distintos materiales, que dan tridimensionalidad a sus obras», según explicó Ribas.

«Mi pintura entra por los ojos, es un poema visual más que otra cosa». Así definió su obra Tur Costa, que dejó de pintar «hace tres años».

En la entrada de Sa Nostra Sala se expone también una de las pocas esculturas del artista ibicenco. La creó en los años 80.

En una vitrina, además, se exhiben los numerosos reconocimientos que ha recibido Tur Costa durante su carrera. Entre ellos, están el Premi Joan Miró del Col.legi d'Arquitectes de Catalunya, (1972), el 'Importantes' de Diario de Ibiza (2001), el Premi Ramon Llull (2001), la Medalla d'Honor de la Acadèmia de les Belles Arts Sant Sebastià de Palma (2017) y el Premi Xarc del Ayuntamiento de Santa Eulària (2018). Está también la Medalla d'Or de l'illa d'Eivissa, que le concedió el Consell en abril de este año, reconocimiento que ha motivado esta exposición que le rinde homenaje.

Durante la presentación, Tur Costa mencionó algunas de sus últimas exposiciones, como la que realizó conjuntamente con su pareja Anneliese Witt en 2011 en el Centre Cultural s'Alamera. «En Sa Nostra Sala, mi sala de exposiciones favorita, no exponía desde 2004», recordó el creador, considerado, en palabras del Consell, «el primer artista abstracto nacido en Balears». Sus obras forman parte de diversas colecciones y museos como el MACE, el Museu d'Art Contemporani Es Baluard de Palma o Museo de la Solidaridad Salvador Allende, en Santiago de Chile.