Fany Tur soñaba desde bien pequeña con ser nazarena. Su familia trataba de quitarle la idea de la cabeza explicándole que las mujeres no tenían esa opción. Corrían los años sesenta. A pesar de las negativas de los tíos de su madre, Vicente y Catalina, que cuidaban por aquel entonces la iglesia de Santa Domingo, en Dalt Vila, ella seguía empeñada en la idea de «salir de capuchina» en la procesión del Viernes Santo. Tuvieron que transcurrir algunos años, «hasta 1989 aproximadamente» para que Fany Tur viera hecho realidad su deseo. Ahora tiene 55 años y es una de las mujeres más veteranas de la cofradía del Santísimo Cristo del Cementerio, la congregación de devotos más antigua de Ibiza. (Ver galería de imágenes)

En cuanto su tío Vicente le dio la noticia de que la mujeres ya podían ser cofrades, «lo primero» que hizo Fany Tur fue inscribirse en esta hermandad de Dalt Vila. Recuerda que cuando, de niña, subía al rastrillo para contemplar la procesión del Santo Entierro, los nazarenos que le daban más miedo «eran los del Santísimo Cristo», con su vestimenta austera, de hábito negro y capucha lila. A pesar de ello, se decantó por esta hermandad porque era la que tenía sede en la iglesia de Santo Domingo, la misma de la que cuidaban sus familiares y a la que acudía a misa con sus padres.

«Fue entre 1989 y 1990 cuando empezaron a entrar mujeres en la congregación, pero antes ya había algunas, esposas o hijas de cofrades, que salían en procesión camufladas de nazarenos». Lo cuenta Paco Valentín, de 73 años, uno de los integrantes más veteranos de la hermandad el Santísimo Cristo del Cementerio. Es miembro desde hace 53 años. Este ibicenco vio por primera vez la imagen del Santo Cristo en la iglesia de Santo Domingo cuando tenía 9 años. En aquella época iba al instituto Santa Maria, que entonces estaba ubicado en el antiguo convento de los dominicos de Dalt Vila, en dependencias que ahora son del Ayuntamiento de Ibiza. Reconoce que con aquella edad le daba algo de «miedo» entrar a la conocida también como església del Conventesglésia , «tan oscura entonces», y ver al Santo Cristo, imponente en su cruz. Ahora, sin embargo, afirma, le parece «bonito».

Su devoción al Santísimo Cristo del Cementerio, al que de pequeño le rezaba para aprobar los estudios, le llevó «a los 17 años» a convertirse en cofrade de esta hermandad. Desde entonces no ha faltado a su cita como nazareno con la procesión del Viernes Santo, la del Santo Entierro. Sólo en dos ocasiones no pudo asistir, una, por tener lumbago y otra, al romperse un brazo «cargando la batería para el Santo Cristo». En su larga trayectoria dentro de la cofradía, Valentín ha sido costalero, ha portado el estandarte de la hermandad y ha ejercido de capataz.

Desde que las mujeres entraron a formar parte de esta hermandad, en la procesión del Viernes Santo los hombres portan el Santísimo Cristo del Cementerio, y las cofrades, el Ecce Homo. Entre las porteadoras está Fany Tur, que también el Domingo de Ramos lleva la imagen de la Borriquita, con otros costaleros y costaleras. En una ocasión, además, portó el estandarte de la hermandad en la celebración en la que se conmemora la entrada de Jesucristo a Jerusalén. «La mujer en la cofradía puede hacer casi de todo», explica Tur antes de concretar que hasta hace muy poco el puesto de capataz, la persona situada delante del paso encargada de dirigir el trabajo de los costaleros, solo lo habían ocupado hombres. Sin embargo, desde hace tres años tienen una capataz, un hito que remarca orgullosa Fany Tur.

La incorporación de la mujer es uno de los cambios más importantes que ha experimentando la cofradía en el más de medio siglo que lleva Paco Valentín en la hermandad del Santísimo Cristo del Cementerio. Rememora con nostalgia la época en que sus integrantes se reunían «en el bar Las Vegas, en la calle del Mar, para preparar la Semana Santa y programar diversas actividades, como excursiones».

Pocos cofrades de mediana edad

Pocos cofrades de mediana edad

«Llegamos a ser casi quinientos cofrades en la hermandad y a salir en procesión cerca de trescientos», comenta Valentín. En la actualidad, hay unos doscientos integrantes y en procesión salen cerca de 120, según los datos facilitados por el presidente de la congregación, Sebastián Cardona. «Casi hay el mismo número de hombres y mujeres», asegura. Buena parte de sus integrantes ya son «veteranos» y el resto, jóvenes de menos de 20 años. «Hay un salto generacional. De entre 20 y 40 años no hay casi nadie», observa Cardona. Fany Tur es la única de su familia, junto a su sobrino Sergio, de 9 años, que está en la cofradía. En el caso de Valentín, solo él queda como cofrade, aunque sus tres hijos en otros tiempos formaron parte de la hermandad.

En opinión de Valentín, «la Semana Santa de Ibiza se vivía más antes» aunque ahora hay más actos programados y «se hacen procesiones en distintos pueblos». Este año, por ejemplo, el Jueves Santo los cofrades del Santísimo Cristo del Cementerio se desplazarán a Sant Llorenç. Para Fany Tur esta celebración religiosa se vive igual que antes. Ambos coinciden en remarcar la austeridad de su cofradía cuando sale en procesión y destacan algunas curiosidades, como que tienen «estrictamente prohibido dar caramelos» al público que acude a la celebración. Valentín destaca también el hecho de ser la primera cofradía de Ibiza que cuenta con una banda de cornetas y tambores.

Paco Valentín vive con especial emoción el inicio de la procesión del Viernes Santo, cuando los cofrades de Santo Domingo esperan en este templo la llegada del resto de cofradías desde la catedral para sumarse a la procesión con las imágenes del Santísimo Cristo del Cementerio y el Ecce Homo. «Otro momento bonito es cuando pasamos por el Patio de Armas. Hay que maniobrar mucho para pasar el arco», señala. Los momentos más emotivos para Fany Tur son el primer y el último día del Novenario. El primero, que este año fue el 30 de marzo, se inicia con la bendición y el traslado del Santísimo Cristo del Cementerio al altar mayor de la iglesia de Santo Domingo. En el último, el pasado domingo 7 de abril, la imagen se devuelve a su capilla. También Tur vive con especial fervor el inicio de la procesión del Santo Entierro. Ya tiene preparado para la ocasión su hábito, el mismo que lleva desde que entró en la cofradía y que heredó, por cierto, de su tío Vicente.