El miércoles día 12 tuvimos la desgracia de perder un familiar muy querido por todos nosotros. Pensamos que su muerte, era el mayor de los dolores a los que nos teníamos que enfrentar (incautos de nosotros), pero cuál no sería nuestra sorpresa cuando, con todo el dolor que sentíamos por esta pérdida, nos tuvimos que enfrentar a la burocracia del entierro y aquí es cuando empezó nuestro particular calvario.

Era Semana Santa, por lo que el Jueves Santo y Viernes Santo no entierran (esto lo podemos comprender), pero el sábado depende de la parroquia dentro del mismo municipio: en unas sí y en otras no (yo pensaba que las normas del obispado eran las mismas para cada parroquia y sobre todo en el mismo municipio, pero resultó que no, que en una sí hay funeral y entierro y en la otra no). Por supuesto nosotros pertenecíamos a la parroquia del no, como no podía ser menos.

Esto es lo que a mí me deja verdaderamente alucinada, cabreada e indignada. Porque después, claro, el domingo por ser domingo, y el lunes por ser lunes de Resurrección... Y así hasta el miércoles 19. Sí, señores, una semana después del fallecimiento, en la que al dolor que tenemos por la pérdida de un ser querido se une el ver cómo lo tratan (no voy hacer comparaciones por dolorosas y horrorosas).

Una semana sufriendo y pensando dónde está nuestro ser querido, que tuvo la desgracia de morir en Semana Santa.

Y ahora me pregunto:¿es qué las normas del obispado dentro de un mismo municipio no son las mismas? ¿Es prioritario celebrar la muerte y sepultura de unas imágenes, velarlas y alegrarse por su resurrección antes que de los seres humanos?

La segunda parte de esta historia también tiene delito, y es que los enterradores, como funcionarios que son, están de vacaciones. ¿No puede haber alguien de guardia, lo mismo que hay médicos, jueces y demás?, ¿qué pasa si el enterrador se pone enfermo, se acumula el trabajo?

No sé si la iglesia ha cobrado o no todavía el entierro, pero estaría bien que esperara una semana como mínimo .

Realmente creo que no se puede jugar así con el dolor de la gente. Esta vez nos tocó a nosotros, pero por favor que nadie se muera en Semana Santa. Se arriesga a tener un viacrucis particular.

M. te queremos. ¡Descansa en paz, por fin!