Una sustancia que no está considerada ilegal, que se puede comprar en tiendas y que se usa como ambientador, causa cierta preocupación en el mundo sanitario y educativo, por su penetración entre los adolescentes. Se trata del spice, una especie de marihuana sintética que se puede comprar sin problemas y que, además, tiene la particularidad de que no se detecta su presencia en los análisis de orina.

Su presencia no es de momento alarmante, pero su consumo ha sido detectado por los investigadores del Cepca en sus entrevistas con los adolescentes, que la suelen citar de vez en cuando. En concreto, se ha llegado a la conclusión de que la consume un 1,9% de los jóvenes entrevistados.

En cuanto a la práctica del botellón, el 54,8% de los chavales entrevistados afirmó que «nunca» ha ido a una de estas concentraciones. Un 21,7% afirma que ha ido «alguna vez». Un 13,5% dice que va al menos una vez al mes y un 10,1% asegura que asiste todos o casi todos los fines de semana. No hay grandes diferencias en las contestaciones de chicos y chicas.

Entre aquellos que confiesan acudir al botellón, sólo un 3% dice que no bebe alcohol, un 64,3% admite que bebe, pero no para emborracharse, y un 32,8% confiesa que va para beber y emborracharse «cuanto antes».

Los que más asisten a los botellones, por tramo de edad, son los más adultos (los más habituales son de 16 y 18 años). Sin embargo, entre los que van al menos una vez al mes hay un 8,5% de chavales de 14 años.

Cuando se pregunta a los encuestados por qué motivo empezaron a probar el alcohol y el tabaco, la gran mayoría sostiene que lo hizo «por curiosidad», pero cuando se pregunta por qué empezaron con el porro, sus consumidores aluden a la sensación de bienestar y satisfacción que provoca esta sustancia. «Hay una creencia de que será bueno consumirlo», señaló Belén Alvite.

En cuanto a la percepción sobre la peligrosidad de las diferentes drogas, la que es vista como más inocua es el alcohol, seguida del tabaco. En el extremo opuesto se sitúan la heroína y la cocaína.

Un 28% de los entrevistados aseguró que tiene «muy fácil» acceder al cannabis y otro 30% dice que lo tiene «fácil». Sin embargo, un 20% señala que también tiene «muy fácil» o «fácil» lograr heroína, la droga más repudiada de todas.