El último informe sobre el consumo de drogas en los jóvenes de Ibiza ofrece una noticia buena y una mala. La primera es que, en contra de lo que pueda parecer, el consumo de alcohol entre los adolescentes ibicencos es menor que en el conjunto de España. Además, la edad de inicio en la bebida, el tabaco y los porros se está retrasando ligeramente. A estos hechos inequívocamente positivos se añaden otros totalmente negativos: la aparición de alguna nueva sustancia tóxica y la falta de implicación del padre en la educación de sus hijos ante el problema de las drogas, tanto legales como ilegales. De hecho, el 35% de los padres que saben que sus hijos menores de edad beben alcohol no hacen nada al respecto.

El estudio fue dado a conocer ayer en la sala de plenos del Consell de Ibiza por Belén Alvite, directora del Centro de Conductas Adictivas (Cepca), dependiente de la institución. Para su elaboración se ha entrevistado a 1.170 jóvenes de entre 12 y 18 años de los 3.700 que hay matriculados en todos los institutos de la isla. Es el informe más reciente sobre este tema desde el elaborado en 2012.

Las grandes cifras proporcionadas por el equipo que dirige Alvite demuestran que «se ha producido una estabilización en el consumo de la mayoría de sustancias». La prevalencia del alcohol es menor en Ibiza respecto a la media nacional, la del tabaco es casi igual (aunque levemente superior) y la del cannabis es casi idéntica.

Un 9,1% fuma porros

Un 28% bebe alcohol actualmente, un 7,6% fuma y un 9,1% consume cannabis. Si se suman, más del 60% de los estudiantes ibicencos de instituto bebe alcohol o afirma que lo hará. Un 26% fuma tabaco o tiene decidido hacerlo y un 28% consume porros o piensa consumirlos en un futuro. Los consumidores de cocaína son muy pocos (1,3%), porcentaje similar a los de las anfetaminas, ácidos, ketamina y alguna otra sustancia. Pero si se suman las respuestas de los que admiten que consumirán estas drogas en un futuro, se alcanzan porcentajes que rondan el 20% en cada caso.

La presencia de otras drogas en este tramo de edad, como cocaína o heroína, tiene proporciones muy marginales, según el estudio, y no se aprecian grandes cambios.

Según el estudio del Cepca, cuando los padres tienen conocimiento de que sus hijos adolescentes han consumido alcohol, un 42% de las veces esperan a que se les pasen los efectos de la borrachera y luego les hablan de las consecuencias del consumo de alcohol. Pero llama la atención el hecho de que nada menos que un 35,8% de los jóvenes entrevistados aseguren que sus padres, tras una borrachera, «no hacen nada». Otro 20% contesta que «se enfadan», un 10,4% dice que le limitan sus salidas y un 7,7% responde que le castigan.

La edad de inicio en el alcohol es de 13,7 años, frente a los 12,2 que mostraba el anterior estudio de 2012. En el tabaco se inician a los 14 años, frente a los 13,3 de 2012, y en cannabis el consumo empieza a los 14,1 años, algo antes que los 14,4 años que revelaba el anterior estudio.