«Un buen hombre, una buena persona de las que dejan huella». El alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, recordó ayer con esas palabras a Joan Tur Ramis durante el acto de homenaje que se le rindió en el Martillo. Vecino de la Marina, Tur destacó por su papel en la Transición, como restaurador, en la lucha por devolver el puerto a la ciudad y, especialmente, por su bonhomía.

Durante el discurso previo al descubrimiento de un monolito en memoria de este ibicenco -fallecido hace justo 10 años, el 17 de noviembre de 2007-, el alcalde anunció que esa zona del puerto será conocida desde ahora por el nombre de Joan Tur Ramis, algo que Ruiz agradeció a la Autoridad Portuaria de Balears, pues esa superficie es de su competencia.

Ruiz recordó que 'Juanito' recibió en el año 2008 la Medalla de Oro de la ciudad a título póstumo, «la más alta distinción que otorga el Ayuntamiento de Ibiza».

«Fue un avanzado a su tiempo que regentó durante décadas la Fonda Formentera y la convirtió en un espacio de referencia tanto gastronómico como cultural», resaltó Ruiz. Precisamente, los asistentes fueron invitados al término del acto a tomar un ágape en la primera planta de esa antigua fonda, una planta que trajo muchos recuerdos a algunos presentes: a su hermana, María Tur Ramis, que vive en Alsacia desde los años 60, porque justo allí estaba su antiguo dormitorio; a Toni Roca porque en ese piso se celebraban reuniones clandestinas de la Mesa Democrática, antes de que se legalizaran los partidos políticos; y a miembros de formaciones progresistas y periodistas porque, durante varios años, cada 14 de abril Tur organizaba allí una comida en homenaje a la República.

El alcalde destacó que Tur «fue uno de los motores del progresismo en la ciudad». Precisamente, entre los presentes en el acto se hallaba Néstor Torres, quien la mañana del 10 de enero de 1976 fue una de las cien personas que subió hasta el Ayuntamiento de Vila para entregar al entonces alcalde, Joan Cardona, 1.200 firmas de ibicencos que pedían la amnistía general para los presos políticos (entonces sí los había) y que, además, se permitiera el regreso de los exiliados. Tur fue el encargado de leer ante el alcalde un manifiesto valiente y reivindicativo.

También estaba ayer presente Carmen Boned, edil de Barrios e hija de Paco Boned Redolat, con quien Joan Tur Ramis fundó el Partido Socialista Popular (PSP): «Todo empezó con un café entre él y mi padre», rememoró. Aquellos dos ibicencos, que se caracterizaban por su infinita capacidad para el diálogo, «crearon entonces un equipo entrañable junto a Enrique Mayans». Celebraban torradas en el campo que, al calor de las brasas y del humo de las sobrasadas asadas, realmente servían para ocultar reuniones clandestinas de la Mesa Democrática. Por ejemplo, la casa que los padres de Carmen Boned tenían en Sant Llorenç sirvió para alguno de esos encuentros: «Tengo fotos en las que aparezco jugando mientras ellos, detrás, hablan de política», detallaba ayer Carmen Boned.

En su discurso, Ruiz destacó además que Tur «lideró el movimiento vecinal del que era su barrio natal» y que «supo ver antes de que nadie el que sería el futuro de Ibiza». Luchó de manera «incansable» para conseguir «un puerto donde las personas y los barcos recreativos fueran los protagonista». Neus Escandell, historiadora, profesora de la Escuela de Turismo y vecina del barrio, le recuerda como «parte del paisaje humano de la Marina». «Fue -indicó- una persona clave en la transición a la que le gustaba dialogar. Era muy abierto».

Cristina Tur, su hija, fue la encargada, en nombre de la familia (también estaban presentes Lina, Marta e Inés, hijas de Joan y Catalina), de rememorar la figura de su padre, un hombre «que se implicaba en todos los movimientos ciudadanos» que perseguían mejoras para la isla, que devoraba libros de Erasmo de Rotterdam, de Ortega y Gasset o de Bertrand Russell, y que «tuvo una muerte tan buena como su vida».