Pedro Caro lidia cotidianamente con los problemas para mantener al día las calles de las 247 hectáreas que abarca el enorme casco histórico de la ciudad de la mezquita y retener a sus 40.000 vecinos. Esta labor casi titánica le ha hecho un habitual en cualquier encuentro en el que se hable del Patrimonio Mundial, porque pocos palos le quedan por tocar desde su puesto al frente de la oficina cordobesa que planifica los servicios de su casco antiguo.

Dijo ayer en su charla que echa en falta algún encuentro de las Ciudades Patrimonio para hablar de residuos, una de las claves para hacer atractivo vivir en los barrios históricos.

Al menos yo no tengo conocimiento que de manera específica se haya tratado el tema. Sí es verdad que es una parte importante de los planes de gestión, en los que llevamos trabajando casi una década. Cuando lo desarrollas, la gestión de residuos aparece como uno de los capítulos que hay que tratar. No se ha hecho de manera específica con los residuos, aunque es importante el debate.

¿Y es algo más que buscar una papelera bonita?

Muchísimo más. De hecho, yo creo que lo importante es facilitar la vida al residente. Si nos quedamos sin residente nos quedamos sin ciudad patrimonio, no se nos puede olvidar. Si no hay vida se pierde la autenticidad, uno de los valores universales que la Unesco exige. Si se convierte en un museo deja de tenerla. Lo primero no es la cuestión estética, que es muy importante porque parte del reconocimiento va en ello, pero casi por encima está el residente y hacerle la vida fácil. Lo primero es resolver los problemas funcionales del casco histórico e integrarlo de una manera ordenada al bien que se está protegiendo. Eso es casi de cajón.

A Córdoba se la pone de ejemplo en estas cuestiones y lidera el proyecto Intherwaste.

Como tiene unos problemas, y a la vez una gran ventaja, que es su gran dimensión, tenemos que ir probando soluciones que no son tan necesarias en ciudades pequeñas. El tema de los contenedores soterrados es muy complejo porque la cota arqueológica está de los 30 a los 90 centímetros y son muy costosos. Hay que buscar otras opciones, como la de utilizar los cuartos pequeños que tienen difícil uso por sus reducidas dimensiones para guardar los residuos, que así no están en ningún momento en la calle y se da un buen servicio al ciudadano, con control de tarjetas, con todas las necesidades de ventilación. Es un sistema que puede ser una de las soluciones.

Otra cuestión que también se da Córdoba, aunque no al nivel que en Ibiza, es la de conciliar el ocio nocturno y los residuos que genera. ¿Algún consejo?

No llegamos a este uso tan intensivo pero hay muchísima actividad extraordinaria en el casco histórico. Todo se quiere hacer en el entorno monumental y se genera casi de manera permanente, casi todos los fines de semana, una actividad intensiva. Sadeco (la empresa pública municipal de gestión de residuos) tiene implementado un sistema muy eficaz que rápidamente limpia todo, lo dejan de madrugada de tal manera que a las nueve de la mañana parece que no ha pasado nada. Es estar atento a la problemática de cada momento en cada lugar. Cada ciudad tiene una problemática similar pero diferente, por eso somos ciudades patrimonio, por su singularidad.

Ibiza les sigue pareciendo a muchos vecinos que está sucia. ¿Se podría mejorar?

No he visto que sea una ciudad sucia, aunque llevamos poco tiempo. Si vas a Córdoba, me dirás que la ves preciosa. Sin embargo, yo veo un montón de problemas; los que venimos de visita nos quedamos con lo bueno y, a no ser que sea muy escandaloso, no vemos lo que ve el residente. Es casi inevitable. Aunque ya había estado otras veces y me parece que la ciudad está bastante bien, a mí me ha sorprendido. Vine por última vez por el décimo aniversario de la declaración de Patrimonio Mundial para dar unas conferencias, y me parece que la ciudad ha evolucionado bastante para bien. Es mi impresión. Pero la visión es muy distinta para quien la visita y para quien la vive. Tú conoces todos los problemas, el visitante no entra a ese detalle.

¿Qué retos plantean calles intrincadas y edificios unos sobre otros para la recogida de residuos y limpieza?

El casco histórico es, en gran parte, el motor de estas ciudades y necesita una atención especializada en todo y una mayor inversión del Ayuntamiento. Hay que entender que esto es como el salón de tu casa. Si tienes un cuadro bonito no lo pones en el cuarto de baño, lo pones en el salón que es donde está lo que le enseñas a las visitas. Esto exige que desde la administración haya una atención específica y un cuidado especial, con una inversión mayor y una atención a esos problemas concretos. Casi todo o mucho tiene que ver con el coste económico. Tiene un mayor coste pero revierte en la imagen que se da de Ibiza. Es fundamental que la gente se vaya contenta y que haga una promoción positiva.

Ibiza, que es un bien mixto, ha recibido una inspección de Icomos que apunta que sigue pendiente el plan de gestión y señala una serie de amenazas sobre el bien. ¿Este tipo de toques de atención ponen en riesgo la declaración de la Unesco?

Hay que responder a esos informes porque normalmente están bien fundamentados. Prestándole atención y valorando y justificándolo todo es muy raro que un bien salga de la lista, a no ser que sea algo de mucho calado. Pero está bien que se hagan [las inspecciones] porque en la gestión diaria muchas veces se te olvida cuál es el valor fundamental por el que te han dado la declaración. Si por lo que sea no se está llevando como se debería llevar. Por ejemplo, nosotros tampoco tenemos el plan de gestión y también nos han avisado que deberíamos ir pensando en redactarlo. Son recomendaciones que están muy bien fundamentadas y no son un capricho.

Aquí hay la dificultad añadida de que hay que poner de acuerdo a distintas administraciones.

Es un poco como en Córdoba, donde la tutela final de los bienes protegidos es de la Junta, del Gobierno regional, y hay que tener un buen entendimiento, que normalmente existe. Para eso estaría muy bien tener un plan de gestión que establezca cómo colaborar. Son importantes estos documentos, que convierten la relación en algo más que buenas intenciones. Que no dependa de que te quieran atender o no, sino que esté por escrito que tenemos que trabajar de manera conjunta, en una determinada línea. Es fundamental la colaboración entre administraciones.