«Precaución, zona roja». A eso les suena a algunos usuarios eso de la nueva 'zona roja' de aparcamiento que se ha puesto en marcha en Sant Antoni hace algo más de un mes. Se ha instaurado para sustituir a la antigua zona azul,antigua zona azul, la de toda la vida, en la que había que pagar por aparcar y a las dos horas, había que cambiar el coche de sitio.

«A mí me suena a que es un sitio donde no se puede dejar el coche», explica Marcel Tur, vecino de Ibiza que ha subido a Sant Antoni a dar una vuelta con su mujer. «He leído el cartel y me he asustado, pensaba que era una zona de aparcamiento restringido, para vecinos, o algo así, como lo hacen en algunos sitios con el color verde. He seguido dando vueltas hasta que no he visto ningún cartel de esos». Y es que, según confesó Joan Torres, el concejal de Comercio y Movilidad, faltan letreros en los que se indica la nueva zona de aparcamiento en la localidad, tal y como aseguraba la oposición. Más de la mitad de las calles no lo tienen y el suelo sigue pintado de azul.

Este nuevo sistema de aparcamiento, gratuito, consiste en que cuando el conductor aparca su vehículo, debe dejar un reloj de cartón que marque la hora en la que ha aparado en una zona de buena visibilidad del coche para los agentes que vigilan este nuevo sistema, comprueben que llevan menos de dos horas aparcados, el límite de tiempo permitido para el estacionamiento. Aquí aparece el primer problema. Según indicó el concejal, los relojes se podrían adquirir en los establecimientos del municipio, pero en casi ninguno están disponibles. «He pedido en La Sirena y me han dicho que no les quedaban, que no tenían, yo ya no sé dónde tengo que ir a pedir un reloj de esos porque todos los comercios que hay al rededor de mi coche están cerrados porque se ha acabado la temporada. ¿Y si me voy más lejos y me multan? Esto está muy mal pensado», explica Ángela Mir, que tiene prisa y está agobiada porque no entiende aún muy bien cómo funciona lo de la zona roja.

«Yo lo he pedido en una peluquería pero me han dicho que ellas no los dan, que tengo que ir al Ayuntamiento y que allí no quedan. ¿Y ahora qué hago? Y me he parado a leer el cartel porque cuando mi hijo va en el coche se fija en todo y me lo ha leído en alto, que sino voy a sacar un tique y me vuelvo loca», explica Carmen, que sigue dando vueltas con su hijo en busca de un lugar donde adquirir un reloj.

Papel por relojes

Joan Torres aseguró, también, que para todos aquellos que, como María, no encontrasen un reloj, podían apuntar la hora en la que aparcasen en un papel a mano. «Como no hay que pagar, yo he visto a mucha gente simplemente cambiar el papel con otra hora apuntada y ya está» explica la dueña de un comercio. «Yo estoy aquí a pie de calle y les veo, vienen y lo cambian. Antes por lo menos tenían que volver a pagar para cambiar el tique de la hora, pero ahora ni eso», añade. El horario en el que la zona roja está vigente es de 10 a 13.30 horas por la mañana y de 17 a 19.30 horas por la tarde.

El presidente de la asociación de comerciantes de Sant Antoni, Joan Ribas, ya habló sobre el peligro de la posibilidad de hacer trampas con los relojes de cartón y las notas manuscritas, por la facilidad con las que se pueden manipular o cambiar. Considera que el horario se queda «muy corto», puesto que si una persona marca en el reloj que ha dejado el coche a las 17.30 horas, aunque lo haya hecho antes, ya no tiene la obligación de moverlo hasta el día siguiente.

En este caso, el cumplimiento de las dos horas máximas de permanencia coincidiría con la finalización del horario de tarde. «Mucha gente hace la trampa. Se puso una horquilla muy corta. «Falta rematar estos detalles, pero estamos muy contentos de que se haya puesto en marcha y que ahora sea más fácil aparcar», añade Ribas.

A favor y en contra

«Lo lógico es que, por lo menos, pintaran el suelo de azul», explica María López. Cuenta que, en dos ocasiones, le multaron porque no había puesto ningún reloj ni nota manuscrita en la que detallase la hora en la que había aparcado. «Yo ya no sé qué zona es cual. Me estoy enterando ahora de que todo Sant Antoni es ahora zona roja, yo pensaba que solo se aplicaba a las zonas donde está el cartel de zona vermella», María asegura que sólo ha visto el cartel en dos calles de las diez por las que ha pasado y que, simplemente, ha intentado no aparcar en esas dos porque no entiende el mecanismo de aparcamiento.

«Yo lo veo genial. Me parece estupendo que hayan puesto esta zona nueva de aparcamiento», asegura Felipe, un vecino del municipio. «Antes no había manera de aparcar y ahora los coches parece que se mueven más, aunque también es verdad que ahora no hay coches de alquiler», añade. Asegura que, al final, la mejor parte es que no hay que pagar nada, aunque haya que seguir cambiando el coche de sitio como en la antigua zona azul. «Al final es como todo, la cosa es acostumbrarse, pero han hecho las cosas muy mal. Han inaugurado la zona más tarde de lo que estaba previsto y, encima, no están ni todas las señales puestas. Si lo pones en marcha tarde, por lo menos que esté todo perfecto y que haya suficientes relojes para todos, o manda relojes a casa, no sé, queda bien si encima lo haces tarde. No, aquí no, aquí lo hacen tarde y encima mal», afirma rotundo.

«Yo creo que por culpa de esto ya han multado a más de uno», asegura el dueño de un bar de la zona. «Es más, yo creo que el papel ese de la grúa que hay en la señal de enfrente, es por un vehículo que no puso el reloj o el papel», afirma. Considera que es una manera de que el tránsito entre Sant Antoni y el resto de la isla se active ya que, antes, la gente tenía muy en cuenta que cuando se acudía al municipio, había que pagar ORA y eso hacía que muchos no se trasladara al lugar que en invierno apenas ofrece una mínima parte de lo que puede dar en verano. El concejal explicó que, por ahora, está viendo que «mucha gente» está respetando las reglas y utiliza los relojes o deja escrito la hora en que deja estacionado su vehículo, aunque también hay quien «no lo hace». Por eso, resalta, la Policía Local ya ha puesto «algunas multas».

Hecha la ley hecha la trampa

«A mí me parece perfecto que lo hayan puesto», asegura un vecino que no quiere especificar su nombre. «No lo digo que luego me fichan», explica riendo. Asegura que, desde que se instauró, no ha pagado ni una multa, no ha movido su coche más que cuando se tenía que ir del lugar a otro sitio, llegando a pasar ocho horas viendo un partido de futbol con sus amigos y cenando.

«Nos organizamos y vamos bajando uno cada vez a cambiar los papelitos o el reloj para que no nos multen. ¿No ves que el margen de horas es muy pequeño? Es muy fácil cambiarlo solo una vez para que no te multen», afirma.