Un viaje de placer, pero a la vez de búsqueda de las raíces. Mercedes Nancy Débora Serra y su hermana Yolanda Debora Serra recalaron ayer en el puerto de Ibiza a bordo del crucero 'Costa Fascinosa'. Su comprimida pero intensa jornada comprendió desde visitas y ocio hasta el intento, de momento fallido, de encontrar a sus parientes ibicencos, de los que no saben nada desde hace 47 años. Pensaban que sería fácil, quizás porque la isla, sobre el mapa, parece de bolsillo, abarcable. Pero nada más desembarcar se dieron cuenta de que era como encontrar una aguja en un pajar.

Con intenso acento cubano, al primero que las hermanas preguntaron nada más pisar tierra fue a un policía local, que ejerció, al mismo tiempo, de cicerone turístico y de enlace con este diario. «Francisco Serra Guasch, de Cleveland, Ohio», es uno de los nombres que repite insistentemente Yolanda. Era su tío, «un militar de la Marina» que a comienzos del siglo XX (y como tantísimos ibicencos) partió desde Ibiza hacia Cuba y, desde allí, a «Cleveland, Ohio». Tenía dos hijas, Rita y María, con las que regresó a las Pitiusas en cuanto se jubiló.

El hermano de Francisco Serra Guasch, de Cleveland, Ohio, era José, que con 20 años y junto a Antonia Suñer Marí (de solo 16 años) también partió a Cuba en busca de una vida mejor, al parecer en el año 1916. Estaban casados y allí, en 1922, concibieron a Dolores Serra Suñer, la madre de Yolanda y de Nancy. Dolores acabó casándose con un canario, de ahí el apellido Debora.

«De puerto de mar»

«De puerto de mar»

Poco saben de la vida de sus abuelos en Ibiza antes de que emigraran en 1916. La información que tienen sobre la población de la isla donde pudieron nacer y residir José Serra Guasch y Antonia Suñer Marí se limita a una sola pista: «Mi abuela decía que era de puerto de mar. Pero eso aquí lo es todo, pues es una isla muy pequeña», comenta Nancy. De aquella travesía desde Ibiza (donde nunca más regresaron) hasta La Habana, la abuela Antonia les contó que duró 30 días. No debió ser, ni mucho menos, tan relajante como la del crucero con el que ayer atracaron en las Pitiusas y en el que hoy, a las 14 horas, retomarán la travesía por el Mediterráneo.

Yolanda, que actualmente tiene 66 años, se escribió con Rita, la hija de Francisco Serra Guasch, de Cleveland, Ohio, hasta 1970: «Yo aún vivía en Cuba y ella ya estaba en Ibiza. He intentado contactar con ella a través de Facebook, pero ha sido imposible. No sé por qué nadie abre los mensajes de Messenger», lamenta.

¿Por qué no continuó la correspondencia desde 1970? La culpa la tuvieron Fidel Castro y los misiles soviéticos que desde Cuba apuntaban a Estados Unidos: «En cuanto Castro llegó al poder, intentamos salir de allí. En 1962 conseguimos la visa y un vuelo en la Pan Am, pero no pudimos cogerlo, y eso que ya teníamos hecha la maleta, porque coincidió con la crisis de los misiles de octubre». Justo entonces se rompieron las relaciones entre ambos estados, lo que provocó que se quedaran tiradas en el aeropuerto: «Tuvimos que esperar hasta 1970 para salir desde Varadero, reclamadas por una de nuestras tías que vivía en Miami». Entre 1962 y 1970 no lo tuvieron fácil: «Como castigo por haber querido abandonar la isla, nos obligaron a realizar trabajos agrícolas forzados. La gente parece ciega cuando habla de Cuba», se queja Yolanda, en referencia al lado oscuro y tenebroso del supuesto paraíso socialista.

Nada más llegar a Cuba, su abuelo se dedicó «a construir casas y a alquilarlas», incluso «tuvo sus propios omnibuses [autobuses]». «Mis abuelos -asegura Nancy, de 70 años de edad- tenían tan buena posición que incluso Antonia renunció a una herencia de Ibiza. Nosotras seríamos ahora millonarias si Fidel no nos lo hubiera quitado todo».

Desde que el avión despegó de Varadero, Yolanda no pudo escribir de nuevo a Rita: «Perdí mi relación con ella porque no pude llevar conmigo mi libreta de direcciones y teléfonos. Me lo prohibieron».

De sus abuelos recuerda que hablaban en catalán en casa: «Lo hacían cuando no querían que los niños entendiéramos lo que se contaban», según Yolanda. Hoy volverán a ocupar uno de los 1.508 camarotes del 'Costa Fascinosa' con la confianza de que a través de este artículo conseguirán contactar de nuevo con Rita o María, hijas de Francisco Serra Guasch, de Cleveland, Ohio.