Frente a sa Punta de sa Torre, donde se encuentra la torre d'en Rovira, y formando un triángulo con ella y es esculls de es Farallons, se alza es Palleret, más cerca de ser un escollo, por su reducido tamaño, que un verdadero islote. Si lo consideramos un escollo, sin embargo, hay que señalar que su elevada morfología impide que pueda estimarse un peligro para la navegación. Se asemeja a un pajar. De hecho, de ahí proviene tanto su nombre correcto como una forma más popular que denomina a la roca la pila de heno.

Y aunque lo encontrarás mal escrito en todas las guías de buceo, incluso en las editadas por las instituciones, en todos los anuncios de inmersiones y en multitud de mapas, parece ser que el nombre puro del islote, el original, se escribe es Palleret (con una 'a' y dos 'e' y no al contrario) porque la palabra procede de 'paller', un pajar en catalán. Es la forma de paja amontonada lo que, evidentemente, explica el nombre de la roca. Bajo la superficie, se ensancha y complica, y las laderas descienden en forma de montaña hasta 40 metros de profundidad. Como suele ocurrir con las rocas que se elevan áridas e inhóspitas sobre el agua, una abundante biodiversidad se refugia bajo su superficie. De hecho, es Palleret es uno de los lugares habituales de buceo en la zona oeste de la isla, muy cerca de las reservas de es Vedrà, es Vedranell i els illots de Ponent y, sobre todo de sa Conillera. Rodear el islote es un paseo en círculo junto a espectaculares colonias de briozoos anaranjados y rojizos, el fondo más destacable de la roca.

Lo habitual es fondear en el suroeste, en una parte en la que la ladera de la montaña ofrece una profundidad de doce metros. Desde allí, si se elige rodear es Palleret dejando su pared a la izquierda, algo que suele decidirse en función de las corrientes, pronto se encuentra el elemento más excepcional de este paraje. Y es una vespa que, sorprendentemente, alguien lanzó al mar años atrás y que, asentada a unos 23 metros de profundidad, se ha convertido en una suerte de arrecife artificial colonizado por una buena representación de la diversidad de especies de flora y fauna de la zona. No es un pecio en el que puedan habitar grandes especies, pero el mar alberga todo un universo en pequeño formato que no necesita grandes refugios. Es el caso de los nudibranquios, muy bien representados en un islote en el que también son comunes las langostas, las morenas, que aprovechan la irregular configuración de la montaña y sus agujeros, y las barracudas. Y algún espirógrafo o plumero de mar, una especie de gran gusano sésil que no se ve todos los días. Las laderas se hunden hasta el fondo de arena en diferentes niveles para alcanzar poco más de 40 metros de profundidad.

Es Palleret es uno de los islotes menos conocidos de Ibiza, un peñasco que no puede competir con la opulencia de las reservas que tiene justo en su lado oeste y noroeste y de las que queda fuera, pero que es lugar de paso desde Sant Antoni, donde muchos pescadores recreativos hacen un alto en el camino para probar suerte. Al igual que hacen las gaviotas; raro es el día que, al llegar hasta el peñasco, no se observa a una de ellas posada en un pequeño saliente de la roca en el extremo superior, como un vigía. Siempre en la misma arista de es Palleret.