Pueden observarse en el litoral pitiuso durante todo el año, aunque en los meses de invierno el grueso de la población balear de gaviota de Audouin emigra a costas africanas, hasta el delta del río Senegal. Un dato que ha podido conocerse gracias al seguimiento de las aves anilladas desde finales de los años 80. Ahora, en marzo y abril, regresan individuos que nacieron en las islas cuatro años atrás. Vuelven con su brillante plumaje blanco de adultos y empiezan a concentrarse en las colonias de cría.

La gaviota de Audouin (Ichthyaetus o Larus audouinii) es la más representativa de las ocho especies de gaviota que en algún momento pueden observarse en las islas; es endémica del Mediterráneo y está calificada como vulnerable en España, donde, en época reproductora, se concentra el 90 por ciento de la población mundial. En Ibiza y Formentera, en concreto, se encuentran las poblaciones baleares con mayor cantidad de parejas reproductoras. En el año 1978, cuando el interés por la conservación de la especie se hizo patente y se realizó el primer censo, se localizaron en el archipiélago siete colonias y 316 parejas reproductoras, y entre los núcleos más importantes se citaron es Vedrà, con 140 parejas, y s'Espardell, con 60.

Aumento progresivo

Aumento progresivoA partir de esa época, las poblaciones en todas las islas fueron aumentando de manera progresiva, llegando a un máximo histórico en 2001, cuando se censaron más de 1.900 parejas reproductoras, y sa Conillera, con 509 parejas censadas, se convirtió en la mayor colonia del archipiélago. En ese momento, el aumento se detuvo y las cifras han ido fluctuando, registrándose un ligero descenso en los últimos recuentos, en los que se registran, para las Pitiüses, cifras de algo menos de 1.000 parejas.

Daniel Oro, del grupo de Ecología de Poblaciones del Imedea (Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados), resta importancia a este descenso y explica que «es posible que responda a una dispersión hacia la Península y sus lugares de cría, dado que es una gaviota que en realidad prefiere los deltas de los ríos y las marismas a los islotes rocosos». Asimismo, añade que la gaviota de Audouin «ha colonizado últimamente las zonas de obras de los puertos, en grandes explanadas que se construyeron hace años y quedaron abandonadas al llegar la crisis económica. Ahora mismo, la mayor colonia del mundo está en el puerto de Castellón, y otros puertos como Barcelona, Valencia y Tarragona han sido también ocupados».

Daniel Oro ha participado en un estudio de SEO/birdlife en el que se han recopilado los datos de 25 años de investigación de la especie, usando las bases de datos de anillas de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) y del Imedea (CSIC-UIB). En Balears, apunta Oro, «no existen grandes amenazas para la especie, aunque lógicamente sufre impactos antrópicos, como la mortalidad por artes de pesca, y sigue teniendo sus depredadores naturales, como la gaviota patiamarilla, pero ninguno de estos impactos es lo suficientemente importante como para afectar negativamente a sus poblaciones. Y hay que señalar que la pérdida histórica de hábitat de cría debido a la urbanización de la costa se ha compensado levemente tras la declaración de zonas protegidas en los años 80».

Al impacto antrópico hay que añadir el aumento del turismo náutico cerca de los islotes de cría y, respecto a la depredación de huevos por parte de otras especies, también hay que señalar la incidencia de las ratas, que pudieron erradicarse del islote de sa Conillera. En opinión de Daniel Oro, en la actualidad «la especie no necesita de un plan de conservación específico. Basta con mantener la protección efectiva de los lugares de cría y monitorizar sus poblaciones para poder tener un diagnóstico de conservación que detecte, en caso de que lo haya, algün incremento de los impactos negativos».

En los 70, Larus audouinii fue una de las gaviotas más raras y amenazadas del planeta, con apenas 1.000 parejas reproductoras que han pasado a 20.000 en la actualidad. Hoy, aunque es considerada rara y escasa en muchas publicaciones y por diversos organismos, no es inusual observarla en la costa pitiusa; a diferencia de otras gaviotas como la patiamarilla (Larus michahellis), la gaviota de Audouin no se deja ver en las ciudades ni en el interior de tierra firme. Ha aprendido, como otras especies, a dejarse alimentar con los descartes de las flotas pesqueras y de los pescadores recreativos, lo que también ha beneficiado a las poblaciones.

En las islas es conocida preferentemente como gavina de bec vermell y es fácil de identificar por el rojo bermellón de su pico acabado en gancho y sus patas de un verde oliva, tan oscuro que parece negro en la distancia. Es bastante más pequeña que la patiamarilla y su aspecto es más delicado. La gaviota de Audouin, que vive alrededor de veinte años, también es llamada gaviota corsa porque fue durante una expedición científica a la isla de Córcega, en 1824 y 1825, cuando el naturalista francés Charles Payraudeau descubrió esta especie y le otorgó el nombre de un compatriota, el entomólogo y ornitólogo Jean Victor Audouin. En la misma expedición se descubrió y bautizó al cormorán Phalacrocorax aristotelis.