Siguiendo al pie de la letra el refrán «cuando las barbas de tu vecino veas pelar...», los hoteleros pitiusos han decidido poner las suyas a remojar tras conocer que una docena de alojamientos de Benidorm están siendo, supuestamente, chantajeados por bufetes británicos que han elaborado informes técnicos muy críticos sobre la seguridad de sus instalaciones.

Los empresarios de la población alicantina remitieron recientemente esa información a la Federación Empresarial Hotelera de Ibiza y Formentera con el fin de alertarles de esa práctica. A su vez, la patronal pitiusa ha instado a sus miembros, mediante correos electrónicos, a que «extremen las medidas de seguridad y vigilancia» para impedir que personas ajenas a las instalaciones accedan a las zonas de servicios de los establecimientos. Al parecer, los informes han sido elaborados por ingenieros expertos en seguridad que se colaron en los recintos para fotografiar y grabar vídeos.

Como en el caso de las reclamaciones gástricas, detrás de esos informes que han recibido los hoteleros alicantinos se encuentran los bufetes buitre del Reino Unido, lo que ha despertado el temor de la patronal ibicenca: «Tenemos miedo por lo que podría afectar a la marca 'Ibiza'. Si te incluyen en una lista de esas y se publica en un periódico te hacen el siete de tu vida», advierte Ángeles Nogales, gerente de Fomento de Turismo.

La lista que menciona Nogales está formada por una docena de hoteles de Benidorm. Los hoteleros de ese destino turístico han mandado a los de Ibiza la nota que les remitieron «una serie de despachos de abogados» británicos que, por su cuenta, «revisaron 12 alojamientos» de ese destino.

La federación pitiusa ha comunicado a los empresarios de qué manera actúan quienes elaboran los informes para esos bufetes, posiblemente los claim farmers, los mismos recolectores de quejas que están tras las fraudulentas demandas contra los alojamientos pitiusos por inexistentes enfermedades gástricas: en las instalaciones se cuelan «personas de origen británico que dicen ser turistas, pero que tienen formación en ingeniería y seguridad». Los abogados británicos han advertido a los empresarios de Benidorm de que «disponen de informes por deficiencias de seguridad en sus establecimientos hoteleros y que desean hacerlos públicos» para evitar que sus clientes corran peligro. Esta coletilla ha sido interpretada en Alicante y en Ibiza como un chantaje en toda regla.

Medidas preventivas

Los dosieres incluyen «gran cantidad de informes y vídeos realizados en áreas de los establecimientos donde está prohibida la presencia de personas ajenas al negocio, como almacenes y depósitos de gas o cocinas». La patronal de Benidorm intenta ahora «averiguar la identidad real de los remitentes y sus propósitos». Puesta sobre aviso, la Federación Empresarial Hotelera de Ibiza y Formentera cree «conveniente» que en estas islas «se adopten medidas preventivas». Piden a sus socios que «comprueben que cuentan con todas las garantías de seguridad en las zonas» más sensibles, y sugieren la necesidad de que «se extreme la seguridad y, sobre todo, la vigilancia, de manera que se impida el acceso de personas no autorizadas».

El contenido y las imágenes de algunos de esos informes han alertado a los hoteleros pitiusos. En uno de ellos se indica, en inglés, que el hotel investigado «es peligroso, debería ser cerrado», que sus calentadores de agua «tienen fugas de CO2 venenoso», y que «los sistemas eléctricos y de seguridad tienen problemas». En otro caso se habla de «las serias deficiencias de seguridad» y de que «las medidas contra incendios deberían ser reinstaladas».

Creen que algunos de los autores de los dosieres se infiltraron en los hoteles de Benidorm como turistas: «No sabemos cómo lo hacen. Son ingenieros que emiten un informe sobre los defectos, fallos que ven en la operativa diaria», explica la gerente de Fomento. El temor de Nogales es que, finalmente, si no se para a tiempo, esos listados lleguen a la prensa, lo que provocaría un grave problema tanto para esos establecimientos como para la marca de la zona. «No hay reglas de juego. Detrás de esto hay chantajes, quizás una guerra entre turoperadores? No lo sabemos», lamenta Nogales.