Si hace solo tres días a la Autoridad Portuaria de Balears (APB) no le constaba que numerosos megayates fondearan en la Zona II A del exterior del puerto de Ibiza, frente a ses Figueretes y entre los islotes Negre, ses Rates y Malvines Nort, ayer ya reconoció que haberlos haylos y que si no los controla es porque eso «no es una prioridad» para ese organismo estatal, dependiente del Ministerio de Fomento. El biólogo marino y fotógrafo Manu San Félix denunció hace una semana la devastación de 200 hectáreas de Posidonia oceanica justo en esa superficie submarina como consecuencia del arrastre de cadenas y de gigantescas anclas de grandes embarcaciones, especialmente de yates de gran eslora. Donde antes había praderas de esa planta, el pulmón del Mediterráneo, ahora hay algas, concretamente la Caulerpa prolifera, que aprovecha rápidamente la ausencia de posidonia para colonizar extensas áreas.

Desde la APB se reconoció que, por ejemplo, la media docena de yates que ayer flotaban en esa zona, que ocupa unas 205 hectáreas, fondeaban «sin autorización». A la pregunta de por qué entonces la APB no los desaloja de allí, desde la entidad se indicó que «mientras no dificulten el tráfico marítimo no hay necesidad de intervenir». Solo lo harían si hubiera «una necesidad de tráfico marítimo, si otro barco precisara fondear y [esa área] estuviera ocupada por yates». En ese caso «a los que están allí sin autorización se les tendría que sacar».

Pese a que se cobran tasas a quienes sí piden permisos, la APB no interviene en la Zona II A porque tiene «otras prioridades antes que regular estos fondeos, que no afectan al tráfico marítimo», según indicó un portavoz. A la cuestión de que mientras tanto todos esos yates pueden anclar allí gratis (además de dañando la poca posidonia que ya queda), la APB responde que casi sería peor pasar facturas a quienes allí echan sus anclas : «Si vamos y les cobramos aparecería la noticia de que la APB persigue cobrar a todos los que fondean allí».

Vecinos hartos

Prácticamente durante toda la jornada de ayer fondearon en esa área numerosos yates, uno de ellos de casi 101 metros de eslora (que lleva allí varios días), otro de 58 metros de eslora y un tercero de 60 metros, además de diversas lanchas de menor tamaño. Residentes en la avenida Ramon Muntaner se quejaban de que esas embarcaciones funcionaron durante todo el fin de semana a modo de discotecas, lo que les impidió conciliar el sueño. Ayer llamaron a la APB, donde les comunicaron lo mismo que a este periódico hace tres días: «No tenían constancia de que estuvieran allí fondeadas», explicó una vecina, que dijo estar «harta» de que le tomen el pelo. El Movimiento EPIC ya denunció el domingo el ruido generado por esos barcos y por las redes sociales circulaban vídeos del fiestorro que había a bordo de ellos.

Curiosamente, la APB puso ayer en duda la denuncia realizada hace una semana por Manu San Félix sobre la destrucción de posidonia y solicitó saber «qué entidad u organismo de ámbito científico avala sus conclusiones, para tener claro el rigor de esa información». Este biólogo es un experto en la posidonia y sus estudios han servido para concienciar de la pérdida de esta valiosa planta en zonas cono el Parque Natural de ses Salines. De hecho, fue autor del estudio que permitió que la Unesco declarara las praderas de posidonia Patrimonio de la Humanidad.

Trabaja con National Geographic (en breve vuelve a viajar con ese medio) y prepara otro estudio sobre el daño que padecen esas praderas con científicos del Imedea, perteneciente al CSIC.