La jornada de pesca de Ángel Miguélez y sus dos amigos tuvo el domingo un visitante inesperado e imponente: un tiburón «casi tan grande» como la lancha rápida en la que navegaban a unas 12 millas al sur de Formentera. El tiburón era un marrajo Isurus oxyrhinchus, según el biólogo y presidente del GEN, Joan Carles Palerm; se acercó al barco, dio dos o tres vueltas, y se marchó. Miguélez tuvo rápidos reflejos, y pese a que el marrajo «imponía», cogió la cámara GoPro que lleva siempre consigo en el barco para ocasiones como esta, metió la mano en el agua y grabó al impresionante ejemplar. «Si lo cuento y nadie lo ve, no me van a creer», explica. Como ese día no llevaba el palo-selfie, no lo dudó, hundió la mano en el mar y captó unas imágenes espectaculares y muy nítidas del tiburón. El vídeo, que subió ayer Diario de Ibiza a la web, fue compartido más de 3.000 veces en las redes sociales.

¿Pasó miedo? «No, ¿por qué? Los tiburones han estado toda la vida y no ha pasado nada. Mi familia dijo ´tú estás loco´, pero no pasa nada, solo en las películas que cuentan los que no están mucho en el mar», responde este aficionado a la pesca que incluso ha participado en varios campeonatos. Miguélez y sus amigos estaban pescando al volantín de fondo -«besugos, rotja, alguna cherna si hay suerte»-, a más de una hora de viaje desde el puerto de Ibiza, cuando observaron sorprendidos que el marrajo estaba dando vueltas a su alrededor, «como con curiosidad». «No nos sorprendió el tiburón, porque he visto muchos, sino su tamaño. Nunca había visto uno tan grande, era enorme». De hecho, asegura que el marrajo «era casi tan grande como la lancha», una Sessa de 7,5 metros, y sostiene que podía medir más de cinco metros. No obstante, el biólogo explica que el ejemplar más grande capturado nunca medía 4,5 metros.

Palerm añade que el Isurus oxyrhinchus tiene la cola con forma de media luna, con las dos partes más o menos iguales. «Hay uno parecido, Lamna nasus, pero el Isurus tiene las aletas pectorales más largas, como el del vídeo. Las branquias también son más grandes en el marrajo, y en este se ven muy bien. Es un buen vídeo», agrega el biólogo, que no duda de que el ejemplar filmado es un marrajo.

Un ejemplar muy grande

Esta especie de tiburón es buena cazadora y los ejemplares grandes incluso comen peces grandes como atunes. Los marrajos son pelágicos (viven mar adentro), pero pueden aventurarse hasta la misma costa.

«No es un tiburón raro en el Mediterráneo, pero no es fácil verlos tan grandes. Lo habitual son 3,5 o 4 metros», continúa Palerm.

En las Pitiusas se denomina salroig al marrajo, que figura en el ´Llibre vermell dels peixos de Balears´ como especie «en peligro crítico», por lo que está protegido. El marrajo ocasionalmente se acerca a la costa para alimentarse, y come peces pelágicos gregarios y puede atacar a grandes túnidos o peces espada. Su talla alcanza los cuatro metros, según el Llibre vermell, que señala que es extremadamente rápido y activo cuando caza o está enganchado a un anzuelo. Precisamente es en esa situación cuando puede ser especialmente peligroso para las personas, según esta publicación.

No obstante, Palerm aclara que «en general los ataques de tiburones son excepcionales». En la última década los marrajos son difíciles de observar, según el Llibre vermell, «probablemente por la merma de las poblaciones mediterráneas» y por la disminución de la pesca de palangre de superficie -por lo que han disminuido sus capturas-.

La pesca con palangres de superficie y artes de parada como almadrabas y almadrabillas son las principales amenazas del marrajo, según advierte la publicación del Govern, que señala que esta especie está en receso, «como todos los tiburones».