­Durante la jornada salió a relucir la problemática de la desaladora móvil de ses Eres, que esta semana ha vuelto averiarse dejando sin agua a 6.000 personas en Sant Jordi. «Realmente es muy complicado hacer funcionar esta planta, estamos hablando de una instalación que a su hermana gemela que había en Mallorca ya jubilaron en 2008 y estamos en 2016, creo que es milagroso poder hacer funcionar esta planta», aseguró el director de Aqualia en Balears, Eduardo del Castillo, para quien este problema se solucionará cuando entre en funcionamiento la desaladora de Santa Eulària y la interconexión. «Entonces estaremos preparados para suministrar agua a los cinco municipios», subrayó.

Del Castillo también lamentó que la crisis económica cercenara de raíz las inversiones previstas en desalación en Ibiza, «estábamos al final de la meta», y que una planta como la de Santa Eulària, que en 2011 ya estaba finalizada y pendiente de una pequeña obra, lleve cinco años inutilizada.

Por otra parte, la jefa de la desaladora de Sant Antoni, Cristina Ramón, ofreció una charla más técnica sobre el funcionamiento de una planta, el proceso de desalación y los controles que se realizan hasta alcanzar el resultado definitivo. Ramón aseguró que la calidad del agua que se capta en Ibiza es muy buena y que de las tres maneras que hay habitualmente para la captación, en Ibiza se realiza en tomas abiertas, que son las menos agresivas medioambientalmente. Además señaló que para la desalación no se utilizan adiciones químicas.

También habló del sistema de ósmosis inversa y todas las membranas que se aplican «por donde no pasa ni el virus de la gripe», puso a modo de ejemplo.

Tecnológicamente mejores

En este sentido, el jefe de la desaladora de Ibiza, Lorenzo Romero, apuntó que las plantas de Ibiza son «tecnológicamente» mejores que las de Mallorca y destacó el funcionamiento de la de Formentera. También alabó a los profesionales en desalación de aguas de Ibiza. «Aquí, creo sinceramente que hay gente más preparada que en Mallorca», dijo.

Por su parte, Luis López, el jefe de producción de Aqualia en Balears, habló sobre «la magia que supone abrir un grifo y que salga agua», algo en lo que nunca se había percatado hasta que empezó a trabajar en esta empresa. «Hablamos de que al grifo de tu casa llega agua que está a 150 metros de profundidad y para llegar hasta allí hace falta un proceso muy costoso». López mostró sendos mapas de pozos y depósitos de la isla y explicó cómo funciona el abastecimiento a los domicilios.

Al finalizar, la mayoría de los ponentes, así como el conseller Vericad, coincidieron en la importancia de que informar y concienciar a la población sobre el problema del agua y la renovación de las redes de suministro también son aspectos básicos para mejorar la situación hidrológica de la isla.