Su aspecto, además de ser inconfundible, es amenazador; de esos que, en la naturaleza, suelen indicar que algo no es para comer. Los diversos nombres con los que esta seta es conocida tampoco son muy tranquilizadores, ya que el clatro rojo (Clathrus ruber) posee apodos como el de las rejas del diablo, la coz de bruja, la jaula roja o el huevo del diablo. Cuentan que la usaban las brujas en sus hechizos y antaño los supersticiosos la destruían al encontrarse con ella en los bosques. Por si todo ello fuera poco, el hongo desprende un desagradable olor, que suele ser detectable a varios metros de distancia; en palabras del experto en micología Jaime Espinosa, educador ambiental en el centro de interpretación de es Amunts, «huele a carne podrida».

Y, sin embargo, este hongo es comestible, aunque «tiene muy poca calidad», y en la lista de Bolets de les Illes Baleares de la UIB y el Museo Balear de Ciències Naturals se cataloga su valor alimentario como de «indiferente». Espinosa explica que, a pesar de lo extraño que su aspecto pueda parecer a quienes no están acostumbrados a verlo, el Clathrus ruber es un hongo muy común en las islas y muy habitual en bosques de coníferas. «Es cierto que tiene una forma tan rara que a veces ni se identifica como seta», añade. Respecto a sus posibilidades como alimento, señala que «hay trabajos que indican que puede comerse bien en estado de huevo, pero tiene una sustancia verde en el interior y su apariencia no es muy agradable ni apetitosa». Al menos para los seres humanos, porque las moscas acuden al olor de esa sustancia como lo hacen al olor de la miel, y, posteriormente, defecan las esporas del hongo, dispersando así la especie.

El clatro rojo es inicialmente un huevo blanco y gelatinoso. Cuando madura, se abre y surge el carpóforo, con ese aspecto de reja en color rojo vivo (de hecho, su nombre científico Clathrus ruber significa exactamente eso, reja roja), con las paredes verdes en el interior, donde se encuentran las esporas, y puede llegar a medir hasta 10 centímetros. Las hojas blancas que envuelven la reja son los restos del huevo. Aparte de los nombres ya citados, en buena parte de Cataluña se usan las expresiones gita de bruixa, múrgara pudent y tripes del dimoni para hacer referencia a esta seta singular. En Baleares se conoce también como randa y tremelitja de terra.

Temporada larga

En las islas, además, este hongo tiene una particularidad, y es que, en ellas, la temporada del clatro rojo se prolonga hasta los meses de diciembre y enero, mientras que en el resto del país suele encontrarse desde junio hasta noviembre. En cualquier caso, se trata de un hongo de temporada larga que, al contrario que la mayoría de hongos y setas, puede encontrarse incluso en verano.

Este año, asegura Espinosa, «ha llovido muy pronto y las setas, en general, han ido saliendo pronto y poco a poco, pero se siguen encontrando». La sequía del último mes ha podido afectar a los hongos, cuyos frutos se han secado antes. Sin embargo, el micólogo tiene aún buenas previsiones y buenas noticias para los aficionados a la búsqueda de pebrassos de las islas: «en cuanto llueva un poco, en este mes de enero saldrán más».