«Hay que poner unas normas claras y unos límites. No hay que esconder la cabeza debajo del ala y que pase lo que sea, sino afrontar los problemas». La consellera insular de Territorio y Movilidad, Pepa Marí, plantea seguir el ejemplo de Formentera y restringir de alguna manera la entrada de vehículos debido a «la sobresaturación» que padece la isla y que afecta a su sostenibilidad. «Creo que en un momento determinado nos lo tendremos que plantear. Habrá que ver cómo se regula porque si no lo hacemos nosotros, se hace de otra manera y eso suele ser más malo para todos», destaca.

El Consell de Formentera tiene previsto implantar una tasa por la entrada de cada vehículo. Gent per Ibiza (GxE), formación que se quedó fuera de las instituciones en las pasadas elecciones, también propuso durante la campaña aplicar el modelo proyectado en Formentera en la isla ibicenca. En el caso de Ibiza, la consellera de Movilidad y Territorio afirma que se tendría que «estudiar la fórmula» más adecuada para regular esta cuestión y que, en todo caso, «se observará con atención lo que haga Formentera».

¿Acuerdo con el sector turístico?

Pese a que aún no se ha puesto este asunto sobre la mesa, Marí sostiene que no se trata de una mera reflexión sino que «se tiene que poder debatir». «Hay que saber cómo y de qué se está hablando. Pienso en ordenar y regular tanto el territorio como la movilidad, en que podamos sentarnos en una mesa y nos escuchemos todos. Hay que intentar que prevalezca el interés general por encima de los particulares que todos los sectores muy legitimamente defienden. Hay que llegar a un acuerdo que nos beneficie a todos», subraya Marí. «Es difícil poner barreras de entrada, pero creo que si afecta como afecta a la sostenibilidad de la isla tendría que poder ponerse», agrega.

Al contrario de lo que en principio pueda parecer, la consellera considera que el sector turístico entendería una regulación de este tipo. «Creo que es el primero que se da cuenta de los problemas que implica la masificación», apunta. En este sentido, como economista de formación, la consellera de Territorio y Movilidad subraya que un turista siempre supone una entrada de capital, pero advierte de que «a veces llega un punto en que supone un ingreso menos porque el coste que produce su presencia es mayor que lo que este gaste». «El problema radica en que el coste que supone es social y los ingresos son particulares. Conscientes de que Ibiza nos da de comer a todos, llegamos a la conclusión de que hay que cuidarla y establecer unos límites para que podamos seguir viviendo de ella durante muchos año sin deteriorarla», añade.

Además de la regulación de la entrada de vehículos, Marí también cree que se tendría que limitar el acceso a determinados lugares de la isla, como una playa, cuando se desborde su capacidad. «Si no cabe un coche más, no cabe. Y no se podrá aparcar ni se hallará un espacio para poner la toalla ni se encontrará un agua limpia como nos gustaría ofrecer a todo el mundo», justifica.