Una cincuentena de alumnos de cuarto de ESO del instituto Santa Maria asistieron ayer a la proyección de cinco cortometrajes con motivo del Día Internacional contra la violencia hacia las mujeres. El Ayuntamiento de Ibiza, a través de la concejalía de Políticas de Igualdad y con la colaboración de la responsable del Casal de Dones, Roser Alenyar, seleccionó estos cinco trabajos de entre más de una veintena ofrecidos por Cortoespaña.
Los estudiantes, de 15 y 16 años, observaron a Manuela Vellés sumergida en una metafórica bañera en ´El orden de las cosas´. Comprobaron cómo una «abuela» mete un gol y se marcha de casa después de años de infelicidad en ´Libre directo´; descubrieron como espectadores la relación de dominio y posesión que denuncia Javier Cano en ´No aguanto a tus padres´; fueron testigos de la discriminación laboral que sufren las féminas a través del ejemplo de ´Recursos humanos´ y tuvieron la oportunidad de visionar ´Miente´, de la salmantina Isabel de Ocampo, Goya al Mejor Cortometraje de Ficción en 2008.
El tráfico sexual, el mobbing, la violencia psicológica son algunas de las aristas analizadas en estos trabajos que los jóvenes puntuaron al concluir la proyección. El resultado de su votación podrá conocerse el jueves en la web www.cortoespaña.es y la ficción ganadora conseguirá un premio de 100 euros.
Metáforas cinematográficas
El debate que siguió a las proyecciones permitió comprobar la confusión que los adolescentes experimentan en lo referente a la violencia machista. Muchos coincidieron en su percepción del primero de los cortometrajes ´El orden de las cosas´: no entendían la metáfora de esa mujer que no envejece nunca y que nunca sale de una bañera que se va llenando gota a gota hasta que un día rebosa y la arroja hacia el mar en un acto liberador.
Una estudiante argumenta que, pese a la inferioridad física, las mujeres tienen más capacidad de herir que los hombres a través de las palabras. Alenyar y la concejala Fina Riera les hablan de la dependencia económica que debilita a las maltratadas. «Los tiempos cambian, las mujeres tienen derecho a trabajar fuera. Si eres tú la que trabaja fuera también puedes llegar a ser tú la maltratadora», argumenta una estudiante a la que aplauden sus compañeros varones. La conclusión a la jornada es evidente: un día al año no basta para eliminar prejuicios y estereotipos sobre la violencia de género muy arraigados entre los adolescentes.