-¿Lleva algún amuleto?

-Suelo llevar siempre una piedrecita egipcia, que puede ser un león o un cartucho con mi nombre escrito en egipcio.

-¿Por su significado o por estética?

-Más que con sentido estético, que lo tiene, me gusta el significado que imprime. Con la cabecita del león me siento como con mucha más seguridad, con mucha más fuerza... Pero eso son cosas mías.

-¿Los colecciona?

-Tengo réplicas de amuletos egipcios que además de ser muy bonitas y son un material didáctico estupendo para las clases. Tengo entre 15 y 20.

-¿Qué amuleto elegiría para dar clase en la Universidad ahora?

-Llevo una selección para que puedan ver diferentes tipos y materiales. Si tuviera que dar una clase sobre uno seguramente cogería la imagen de una divinidad, posiblemente la que se representa con un gato, Bastet, y que tiene muchas connotaciones. También sería muy interesante un amuleto de Bes, que me daría para hablar muchísimo de muchos aspectos.

-¿Y para ir a excavar a Egipto qué amuleto se llevaría?

.Para que me diera suerte a lo mejor me llevaba el corazón, que tiene mucho que ver con el sentido de los antiguos egipcios de la vida y la vida después de la vida, está muy relacionado con ese mundo de la muerte y de la magia. Como iría a Egipto buscando tumbas, ese amuleto podría servirme.

-¿Cuál es su amuleto favorito?

-La cabecita del león, porque es muy bonita e imprime fuerza y seguridad; creo que eso siempre nos hace falta, sobre todo si nos queremos atrever a hacer cosas fuera de lo normal, donde te tienes que sentir muy segura para seguir adelante.

-¿Cuántos años lleva excavando en Egipto?

-Empecé en el 86, hace muchísimo tiempo. Desde entonces he ido unos meses anualmente, salvo en las ocasiones en que la situación interna de Egipto no lo ha hecho aconsejable. Hubo un periodo de seis años en que no fui, ya que en 1993 me trasladé a Londres con una beca de dos años y luego nació mi hijo.

-¿Cuándo fue la última vez que viajó a Egipto?

-En enero y febrero de 2013. Este año no pude ir por razones de organización de clases, pero también porque la situación que hay desde 2010 es muy comprometida, puede pasar que de repente te veas inmerso en un conflicto que ni esperabas. Es muy arriesgado para la persona que está allí y muy doloroso para los que te quieren. Esa situación la vivimos en mi familia en 2010 y desde entonces he procurado evitar ir cuando hay un riesgo tremendo.

-Y más siendo extranjera y mujer.

-Y con muy poco aspecto de árabe.

-Ninguno.

-Eso tampoco ayuda. En esas circunstancias lo que más ayuda es conocer a la gente, que puedas manejarte con la lengua...

-Debe de ser muy doloroso para usted, que tiene una relación muy estrecha con el país.

-Sí, después de tantos años he visto cómo el país iba avanzando en algunos aspectos, en el ámbito rural avanzaban, las niñas iban más al colegio, el parque automovilístico cambiaba y había más seguridad, no demasiada pero más. Había una serie de mejoras que eran extraordinarias de cara al bienestar de la población y de repente hay este frenazo que está provocando muchísima pobreza; no hay absolutamente nada de mantenimiento ni en viviendas ni en construcción ni en carreteras ni en nada; hay un deterioro absoluto y mucho sufrimiento de las personas. No digamos de los niños y las niñas, todo lo que han perdido, y las mujeres. Es terrible.

-¿Cómo está afectando esta situación tan convulsa a las excavaciones y conservación de los sitios arqueológicos?

-Se procura seguir yendo a las excavaciones para no perder las concesiones arqueológicas pero la labor se ve mermada porque si tienes que acceder a piezas que hay en algún museo o almacén, las responsabilidades están muy poco definidas y nadie se atreve a dejarte una llave, una caja, y esto entorpece muchísimo. Y a la hora de contactar con los trabajadores, no tienes la seguridad de que vayas a estar demasiado tiempo y estas circunstancias afectan a los trabajos de campo. En cuando a la seguridad de las excavaciones, hay un gran esfuerzo por parte de las autoridades egipcias, pero Egipto tiene un patrimonio arqueológico extensísimo y muchas de las zonas arqueológicas están en lugares aisladas en mitad del desierto. Hay desaprensivos que van con un coche y un serrucho, sierran un trozo de relieve de una tumba y se lo llevan y luego en trozos pequeños sale del país para venderlo, o lo dejan escondido o se pierde y se destruye. En cualquier caso se ha destruido, se ha arrancado de su lugar original y se ha perdido para el conocimiento.

-El caso de Egipto es un ejemplo más de que el progreso de la civilización no es lineal.

-Exactamente. En el Egipto faraónico se dan una serie de logros tecnológicos muy superiores a los de sociedades contemporáneas. Esto ha sucedido en muchas sociedades. La cultura faraónica es un ejemplo extraordinario de ello, fue una sociedad sorprendente en muchos aspectos y muy superior a lo que la ha sucedido.

-¿Por qué sigue fascinando la civilización egipcia?

-Por muchas razones, son muchos los aspectos que fascinan. La geografía del lugar es extraordinaria, el valle del Nilo es un sitio precioso, además los restos arqueológicos son tan majestuosos, tan impresionantes en belleza, tamaño y calidad... La ideología faraónica, la formación de ese estado, cómo fue la sociedad, es muy interesante desde la perspectiva histórica, y desde el punto de vista artístico, todo lo que genera es muy bonito. El mundo espiritual, la creencia en las divinidades, la vida más allá de la muerte, es fascinante para cualquier ser humano. Que momificaran a sus muertos y nos hayan llegado protagonistas de la historia a los que podemos ver y tocar... Son aspectos todos ellos que resultan fascinantes. La grandeza del legado faraónico siempre ha estado presente en la cultura occidental, nunca se han dejado de ver las pirámides.

-¿El papel de la magia en Egipto tiene un paralelismo con el de la religión en la actualidad?

-Habría que decir de qué religion hablamos... En el ámbito del Egipto antiguo religión y magia iban de la mano, no se podía entender una sin la otra: los dioses tenían capacidades mágicas y los objetos que tienen magia poseen un reflejo divino. Diferenciar magia y religión es imposible. Pero hay proximidad en cierta superstición: que alguien lleve un escapulario colgado al cuello o una medalla se puede parecer a lo que hacía una persona de la Antigüedad al llevar un amuleto. La significación de la medalla va a ser diferente pero la finalidad va a ser parecida.

-¿La sociedad egipcia era muy supersticiosa?

-Mucho, era muy supersticiosa. En general las sociedades antiguas eran muy supersticiosas, estaban convencidas de que las cosas ocurrían por razones determinadas, el azar tenía poco que ver. La magia estaba para ayudar a que la superstición que se apoderaba del ánimo de muchas personas fuera más llevadera.

-¿En lugares como Ibiza se copiaba esa iconografía despojada de su significado original, como moda estética o símbolo de estatus, o la influencia de la civilización egipcia en aspectos como las creencias mágicas y religiosas caló de verdad en otras sociedades?

-Creo que sí, es muy difícil saberlo porque no tenemos textos, pero el hecho de que encontremos en Eivissa muchísimos amuletos de iconografía egipcia, no solo nos demuestra que hay un gusto por esas piezas sino que hay una intención de usarlas porque se conocen sus funciones específicas. De los 704 amuletos procedentes de Eivissa que hemos estudiado, 100 son de un tipo, 92 de otro pero hay otros tipos que solo tienen tres o cuatro piezas.

-¿Cuál es el hallazgo más sorprendente que ha realizado relacionado con la magia y los amuletos egipcios?

-Es difícil... hay un hallazgo muy interesante al que aún estoy dando vueltas. Uno de los amuletos que se usan en la magia egipcia, que tiene un significado muy interesante de transformación, de vida, de continuidad, es el escarabajo. En Egipto encontramos una gran cantidad de escarabajos naturales en un recipiente de cerámica que parecían una ofrenda en su estado natural. Me sorprendió muchísimo.

-¿Los amuletos se encuentran sobre todo en tumbas?

-Donde más aparecen es en las necrópolis, también se usaban en vida pero tenemos muchos más datos de necrópolis que de poblados o ciudades.

-¿Qué información aportan de la persona a la que han enterrado en esa tumba?

-Hay que ver los análisis y evidencias que aportan los restos humanos del individuo y el contexto, pero algunos amuletos se usaban solo para mujeres y niños, como el dios Bes o Patecos. También hay simios, monos; en Eivissa hay varios ejemplares asociados a niños. La figura de la leona podría estar asociada a las personas que se dedicaban a la medicina. Hay otros amuletos específicos de algún tipo de oficio.

-Quiso ser egiptóloga desde pequeña

-Sí, desde siempre.

-Fue muy valiente.

-Sí, por eso la cabecita de león.

-De joven se fue sola a Egipto y ha atravesado sola lugares donde los niños tenían la costumbre de apedrear y apalear a las extranjeras. ¿Cómo lo ve ahora?

-Ahora no se lo recomiendo a nadie, eran otros años, era otra situación en Egipto... A mis alumnos les digo ´cuidado, cuidado´, que no es el momento de hacer estas cosas. No me he considerado valiente, he sido decidida, he tenido muchas ganas de hacer las cosas que me interesaban y me gustaban, mucha fuerza de voluntad. No he sido una estudiante convencional, siempre he querido indagar en las cosas que me interesaban.

-En 1989 fue a Suk el Guimal (Zoco del camello) a documentar el viaje de mercaderes sudaneses que van al Cairo con grandes caravanas de dromedarios. Era la única mujer entre cientos de sudaneses y miles de camellos. Da miedo pensarlo.

-¡Ahora a mí también, digo Dios mío...! Fue una experiencia preciosa, yo tenía un nivel muy bueno de árabe y una soltura terrible. Me encargaron un artículo para Icona y allí que me fui, al mercado de camellos, aprendí muchísimo de dromedarios. Les sorprendía mucho ver a una chica joven con muy poco aspecto de árabe por allí, hablando en árabe y preguntándoles cosas rarísimas, como de cuánto tiempo estaba preñada una camella; se quedaban alucinados. Fue una aventura muy bonita, aprendí mucho... pero ahora no le recomiendo a ninguna jovencita hacer unas encuestas como las que yo hice. Ahora mismo es muy peligroso. No se pueden hacer esas cosas. Me asusta de verdad la posibilidad de que a alguno de mis alumnos se le ocurriera hacerlo. No es el momento.

-Les dice que está muy bien ser curioso pero sin correr riesgos.

-Sí y ser estudioso y aprender muchísimo. Para seguir estudiando hay un montón de colecciones en museos en Europa y América. Ya habrá ocasión de volver a hacer trabajo de campo, pero hoy por hoy no lo recomiendo.