­Marcos E. B., el único imputado por el incendio de Roca Llisa de septiembre de 2011, en el que ardieron 92 hectáreas de masa forestal y en el que fueron evacuadas cerca de mil personas, se plantó ayer en la puerta de los juzgados de Isidor Macabich, comenzó una sentada con su perra ´Bambuler´, escribió dos carteles en los que detalla «las injusticias» que se han cometido según él sobre su persona y anunció que comienza una huelga de hambre.

«Llevo casi una semana sin comer de los nervios. Es mentira que vendiera marihuana y tampoco hacía fuego ni estaba cocinando una paella el día del incendio como dice la Guardia Civil», comentó Marcos E. B., natural de Terrassa (Barcelona) y de 38 años, los últimos 15 en Ibiza viviendo casi siempre de okupa y subsistiendo de la caridad, según explicó él mismo.

El 20 de septiembre de 2011, dos días después del incendio, fue detenido. Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) del instituto armado encontraron indicios de que alguien hubiese cocinado en la casa en la que comenzó el fuego, situada muy cerca de la finca abandonada de Can Tahuet, junto a Can Pere d´en Vich, que ocupaba entonces Marcos E. B. Además, encontraron 20 plantas de marihuana. La juez le imputó los presuntos delitos de incendio y contra la salud pública por tráfico de drogas.

«Es mentira, reconozco que fumo marihuana pero no la vendía a 5 euros», respondió ayer el okupa, que mañana se enfrenta a una condena de tres años de prisión. Además, asegura que le quitaron uno de sus dos perros porque pensaban que los usaba para cazar conejos, por lo que tiene otra causa pendiente por dedicarse presuntamente a la caza furtiva.