­Un total de 35 niños con discapacidad de siete centros educativos de Eivissa se quedaron este curso sin transporte adaptado para las actividades que realizan fuera de sus colegios e institutos. La Cruz Roja, que hasta ese momento prestaba el servicio, tuvo que abandonarlo porque la entidad no tenía dinero para pagar a los conductores. Las familias denunciaron el caso y la conselleria balear de Educación se desentendió del problema justificando que su obligación era únicamente garantizar el transporte de los alumnos entre sus casas y el centro, no el de las actividades complementarias, a pesar de los beneficios que estas tienen para los chavales. Finalmente, Cruz Roja decidió destinar a esta causa el dinero que se había recaudado en el mercadillo organizado en su beneficio por un hotel una empresa privada se hizo.