Tatiana, a sus 13 años, tiene muy claro qué es fundamental para todos los niños del mundo: «Poder ir al colegio y tener comida y ropa». Tania, de 11 años, coincide con ella en el tema de la comida, pero añade dos cosas más: «Divertirse con juguetes y tener lugares donde poder dormir y vivir bien». También para Alejandro la ropa y los juguetes son muy importantes, mientras María subraya la necesidad de que «haya médicos» para atenderles.

Todos estos chavales,que participaron ayer en las actividades del Día Universal de la Infancia que se celebraron en Vila, son muy conscientes, sin embargo, de que no todos los niños del mundo disponen de estas cosas tan básicas. Por eso, tanto María como Tania plantean ayudar enviando dinero. Tatiana va incluso más allá: «Hay que hacer lo que sea», resalta, para que cuenten con «todo lo que deben tener».

La jornada festiva, por la que pasaron decenas de chavales durante toda la mañana, contó con distintas actividades relacionadas con el derecho a la educación y en las que se trabajó el aprender a jugar con elementos caseros y reciclados. Para ello, la plaza se dividió en diferentes rincones donde se amontonaban los pequeños.

El de la educación, a cargo de la Asociación de Guarderías de Pimeef, tenía por objetivo estimular la creatividad de los niños. Para ello, tuvieron a su disposición maracas hechas con botellas de plástico o dos envases de yogur pegados y rellenos de habichuelas. «Son las botellas que tiran los niños, algunas hasta tienen los nombres, y yogures de la merienda», explicó la técnica María Ángeles Marí. Los niños debían decorarlas a su gusto, pintando o pegando adhesivos. En eso estaban a media mañana Tatiana y su hermana de solo seis años.

Cerca de este espacio, el rincón de las culturas estaba a rebosar de gente. Por un lado había una pequeña muestra con información y fotos sobre Senegal, cuyos coordinadores hicieron una exhibición de baile en el centro de la plaza. Además, la Asociación de Uruguayos preparó un taller de reciclaje en el que botellas de plástico y bombillas fundidas se transformaron en flores de pascua y adornos para el árbol de Navidad. «No hemos parado, yo creo que habremos hecho más de cien flores», precisó Sandra Marí, voluntaria de la Plataforma Sociosanitaria, organizadora de la jornada con el Ayuntamiento de Ibiza. Mientras recortaba una de las botellas, Tania aseguraba que no había pensado en sus posibilidades como adorno navideño. «Está muy bien porque así no tiras las botellas, te sirven», subrayó.

En el rincón de la solidaridad Cruz Roja y Dignidad también realizaron talleres y esta última ONG, que enseñó a los niños a hacer un juego de memoria –que consiste en hacer parejas– aprovechó para informar de sus proyectos.

En el espacio de las posibilidades, donde estaban la Asociación de Altas Capacidades y de Talentos (Actef) y la Asociación de Personas con Necesidades Especiales (Apneef), se invitó a los niños a intercambiar alguno de sus juguetes por los de otros niños. «Algunos hasta han vuelto a casa a recoger uno», apuntó la presidenta de Actef, Esperanza Marqués.

«No hay una causa que merezca más prioridad que la protección y el desarrollo de los niños, porque ellos son el futuro y por eso han de ser nuestro presente», recordó a los asistentes la concejal de Bienestar Social, Myriam Valladolid, antes de que cinco chavales leyeran los diez principios recogidos en la Declaración de los Derechos del Niño. «A mí me gustan todos y todos hacen falta», concluyó María después de participar en la lectura.