En solo tres horas, los organizadores de la concentración celebrada anoche en el paseo de Vara de Rey lograron recoger 1.200 firmas de adhesión al manifiesto ´Democracia Real Ya´, en el que se señala que «es necesaria una revolución ética», se habla de la «indefensión del ciudadano de a pie» y no se olvida de mentar la «corrupción de los políticos, empresarios y banqueros».

A las 23 horas, quienes aún seguían allí (el momento de mayor concentración fue entre las 21 y las 22 horas) celebraron una asamblea en la que el psiquiatra Joaquín Luzón, uno de los organizadores más activos, tomó la palabra para advertir de que llegadas las 24 horas el acto pasaría a ser ilegal, pues comenzaba la jornada de reflexión. Por esa razón, los convocantes comunicaron que desde ese momento permanecerían en el lugar «a título individual» y que quien quisiera dormir allí esa noche al raso (un centenar levantaron la mano cuando se preguntó quién estaba dispuesto a pernoctar), tal como estaba ocurriendo en la Puerta del Sol madrileña o en la Plaza de Catalunya de Barcelona, también debería hacerlo de motu proprio. Para evitar conflictos con las fuerzas del orden público decidieron retirar la pancarta ´Ibiza toma la calle´ que habían colgado a las 20 horas y empezar a recoger los carteles con lemas y pensamientos que pegaron en marquesinas, cabinas, farolas y árboles.

Miguel Quiñones, otro de los que el jueves formaron parte del grupo embrionario que ha alumbrado la protesta de indignados en Ibiza, instó a la gente a seguir acudiendo a Vara de Rey durante el sábado y la jornada de las elecciones «para planificar qué hacer, ¡porque esto no puede acabar el domingo!», exclamó. También sugirió que nadie opusiera resistencia si en algún momento la Policía intentaba disolverlos: «En ese caso volveremos al cabo de un rato, pacíficamente», dijo.

Entre los ciudadanos hastiados con el panorama político que acudieron a la convocatoria estaban el industrial Bartolomé Marí Mayans («Está claro que las cosas no van. Tenemos derecho a lloriquear. Habrá que cambiar algo porque hay gente que está harta y cansada. Eso se verá en la enorme abstención que habrá el domingo. Es triste lo que pasa»), la directora del Museo de Arte Contemporáneo, Elena Ruiz Sastre («Esto resume el sentir general de una sociedad molesta con la situación económica y social. Yo también estoy indignada con muchas cosas»), el exdirector de banco Antoni Torres Font («Estoy hasta las narices de todo lo que pasa») e incluso el presidente de los arquitectos, Víctor Beltrán («Espero que esto continúe»). También pasaron por la concentración artistas como Josep Marí y Marcos Torres, el cineasta David Marqués, expolíticos como Joan Buades, Marta Roldán y Fanny Tur («Hay una parte muy importante de la población que considera que la democracia no es solo votar cada cuatro años. Si esto ocurre de manera espontánea, algo está pasando. Y es bueno»), los responsables del GEN Neus Prats, Marià Marí y Joan Carles Palerm («La política es un descojone. Los de arriba se ríen de nosotros. Habría que eliminar la prescripción en los delitos de corrupción»), el escritor Jean Serra («Creo que estoy indignado desde que nací») y la arqueóloga Glenda Grazziani, que no dudó en colocarse un peto fluorescente de la organización y pedir a los asistentes que plasmaran sus pensamientos en hojas de post-it.

Las pancartas que portaban los congregados estaban fabricadas de forma artesanal, con trozos de cartón y palos (de escoba, cañas), y contenían mensajes que expresaban la desafección de buena parte de la población: ´El pueblo unido funciona sin partidos´, ´Su crisis, que la paguen ellos´, ´Me gustas democracia porque estás como ausente´, ´Tiene solución, banqueros a prisión´, ´Tu Botín, mi crisis´, ´No somos ovejas, somos personas´, ´Banqueros, políticos, iros a tomar conciencia´, ´Violencia es estar parado año y medio´, y el que seguro dará que pensar a más de un político: ´Esta va a ser su jornada de reflexión´.