La estación marítima de Sant Antoni inaugurada el 27 de julio de 2005 por el entonces presidente del Govern Jaume Matas se encuentra en un estado de acusado abandono provocado por la falta de uso y mantenimiento. Los buques de la compañía marítima Baleària no operan en el puerto de Portmany desde hace seis meses debido a los problemas técnicos que presentan los barcos de mayor tamaño con los que opera actualmente la naviera, según informaron fuentes de la propia empresa.

Sin embargo, otras fuentes aventuran que el motivo por el que no sigue operando en el puerto de Sant Antoni se debe más a cuestiones económicas que de calado del puerto. En esta localidad, la zona portuaria pertenece al Govern balear, mientras que el puerto de Vila está gestionado por la Autoridad Portuaria, que depende del Estado y tiene tasas distintas. Tras la remodelación del Govern, la conselleria de Obras Públicas asume ahora la gestión del puerto de Sant Antoni (antes dependía de Medio Ambiente), por lo que todavía «no se ha tenido tiempo», según fuentes de la propia conselleria, de analizar la situación en la que se encuentra la estación o si sería necesario llevar a cabo obras complementarias para que los buques de mayor eslora puedan atracar.

El edificio, que actualmente alberga sólo una oficina de Baleària para reserva y venta de billetes de barcos que operan en el puerto de Ibiza, muestra un estado de abandono que causa «una imagen muy negativa para todo el pueblo», según fuentes del Ayuntamiento de Sant Antoni. Las partes metálicas del edificio se encuentran totalmente oxidadas por la acción del aire y la humedad del mar y los restos del orín se extienden sobre las baldosas de la acera. Las chapas de madera adosadas al edificio, en su parte frontal, están despintadas y algunas flojas y con restos de humedad salina. Una papelera situada en la parte fontal, que en su día debía ser metálica, se encuentra muy deteriorada, deforme, por la erosión del viento que arrastra agua de mar.

Un presupuesto de 3,1 millones

Una valla metálica cierra todo el recinto portuario e impide observar la estación por su parte frontal. La puerta, con visibles indicios de llevar tiempo cerrada, muestra también la falta de un mantenimiento periódico y adecuado. Su interior, sin embargo, aparece limpio, pero solitario. «Más que nada es una lástima que se haya gastado tanto dinero para que ahora este edificio se esté perdiendo por falta de cuidados y que nadie lo aproveche», se lamentó un vecino del puerto.

La estación marítima, de casi mil metros cuadrados, costó 3,1 millones de euros y se levanta en una plataforma situada al final del espigón del puerto de Sant Antoni, donde atracaban los barcos de pasajeros habitualmente procedentes de Dènia. Lejos queda ya aquella imagen en la que Matas entregó un ramo de flores al primer pasajero que descendió por la escalerilla del ´Bahía de Málaga´, mientras hacía un encendido elogio de su gestión en materia de obras públicas.

Matas también prometió al alcalde de Sant Antoni, José Sala, el día en el que se inauguró la estación, que atendería sus peticiones para construir una plataforma con el fin de que pudieran atracar los cruceros turísticos en el lado de poniente del muro. No obstante, todavía hoy, cuatro años y medio después, el Ayuntamiento sigue reclamando esta instalación.

Más de tres millones de euros

La estación marítima de Sant Antoni costó 3,1 millones de euros y se inauguró en julio de 2005. El arquitecto Xavier Planas diseñó un inmueble de líneas vanguardistas con una gran superficie acristalada. El edificio, de 952 metros cuadrados distribuidos en planta baja y primer piso, tiene mostradores de facturación, sala de espera, accesos para el embarque y oficinas.