Solo es necesario cruzar el umbral del poderoso arco de piedra de la Nave para sumergirse en una experiencia única, para entrar en el universo grafitero de Keith Haring. La exposición del artista norteamericano que desde hace una semana puede verse en el espacio de ses Salines se ha convertido en el acontecimiento artístico del verano en Ibiza. Supone una oportunidad única de acercarse a la obra de uno de los creadores más influyentes del siglo XX y hacerlo en un lugar tan especial le da un punto extraordinario. Allí, junto al mar, en el viejo edificio de la Salinera, los grillos calentando el ambiente desde el bosque cercano contrastan con la vocación urbanita de la obra de Haring. Lio Malca ha regalado a la isla una experiencia inolvidable, por las piezas expuestas, llegadas desde diferentes lugares del mundo, pero también por el espectacular montaje, que envuelve al espectador desde la misma entrada y produce el efecto de inmersión pop. A muchos ibicencos les da pereza acercarse a ses Salines en verano, se despiden de la playa y del entorno en mayo y no regresan hasta que el otoño ha hecho desaparecer a los turistas, el horizonte de barcos y la música redundante, pero este año tienen una excusa inmejorable para darse una vuelta por allí.