La última de Joana Maria Camps supera sus propias marcas, que ya es decir. La que pasará a la historia como la consellera ´Trepitja´ que desautoriza sus propios estudios oficiales sobre absentismo y conflictividad porque los datos no le convienen, rectifica y acepta, a solo tres meses de que acabe el curso, flexibilizar la aplicación del TIL en 1º de ESO, cuyos alumnos se han convertido en los desamparados y desconcertados conejillos de indias de un Govern aprendiz de brujo empecinado en desbaratar el sistema educativo de arriba abajo, sin planificación ni recursos ni estudios pedagógicos ni sentido común. Completamente desnortado. Para colmo del disparate, la rectificación se produce tras «múltiples reuniones» con las principales patronales católicas de centros concertados. Con estos empresarios aparecen Camps y su equipo en la foto en la que anuncian su bajada de pantalones sin sonrojarse siquiera: la consellera ha pactado los cambios en la aplicación del TIL con los colegios religiosos concertados, pese a que también afectan a los centros públicos. Esa foto es la escenificación del desprecio que muestra el Govern (Camps solo pone la cara) hacia toda la comunidad de la enseñanza pública -docentes, alumnos y padres- pero también hacia el resto de la sociedad, al privilegiar los intereses de negocios privados y confesionales sobre la educación pública y laica, de la que es máxima responsable, pero a la que maltrata e ignora una y otra vez. Qué foto más lamentable.