La oposición del PP presentó una moción de control con la que denunció varias deficiencias en el sistema de limitación de tráfico de Cala Salada, como la «falta de organización de los coches que acceden», la «falta de control de los aparcamientos», la «falta de limpieza» y la «peligrosidad de las piedras instaladas» para acotar accesos.

Sin embargo, el concejal de Medio Ambiente, Pablo Valdés, aprovechó la ocasión para recordar la mejora que ha supuesto el nuevo sistema, que, según dijo, ha permitido a Cala Salada diferenciarse de lugares como Benirràs, que puso como ejemplo de lugar colapsado. Frente a las acusaciones del PP de «colapso en Cala Salada», Valdés mostró hasta una treintena de fotografías tomadas por él mismo en esta playa de Sant Antoni para demostrar que «no parece que haya grandes aglomeraciones», pese a que las imágenes las tomó a mediodía de un día de agosto, en plena actividad.

El concejal se declaró varias veces «orgulloso» del resultado que se está alcanzando en Cala Salada durante el primer año de esta «prueba piloto», pero admitió que persisten «molestias» para el vecindario que tratarán de resolverse. «Es un modelo que se copiará en toda la isla y estaremos orgullosos de ello», reiteró.

«El modelo del PP»

Valdés, además, afirmó que la medida adoptada en Cala Salada es consecuencia precisamente de la masificación turística que vive la isla y de la que culpó al PP, «porque este es su modelo». «De hecho, no sé de qué se extrañan porque se produzcan estos colapsos, porque el modelo de crecimiento que propugna el PP cristaliza en atascos, colas y colapsos».

El PP, a través de la concejala Neus Mateu y del portavoz, José Sala, lamentó que el proyecto naciera «sin consensuar con los vecinos, las asociaciones afectadas ni el grupo popular», aunque Valdés negó repetidamente que no hubieran convocado al PP para poner en marcha esta iniciativa.