Durante los cuatro primeros meses del año, la inversión privada en la construcción en Balears se ha reducido un 4,7%. En el caso de la inversión en obra pública, durante los cinco primeros meses el recorte llega al 31,1%. Estas cifras, que en conjunto muestran un ritmo de caída del 12%, explican el nerviosismo que comienza a respirarse en el sector y el temor ante lo que puede suceder a partir de octubre, porque en estos momentos solo uno de los cuatro motores que mantienen en el aire a las empresas del ramo muestra señales de fortaleza, como es la edificación de viviendas. Pero las obras vinculadas a las reformas turísticas, las de centros comerciales y de oficinas, y las que promueven las Administraciones públicas están en números rojos.

Según los datos facilitados por la asociación de constructores de Balears, la inversión privada ha sumado, entre enero y abril un valor de 317,7 millones de euros, de los que dos tercios llegan de la mano del mercado residencial. En concreto, la inversión vinculada a la vivienda, ya sea de nueva planta o relacionada con su reforma, asciende a 209,5 millones de euros y marca la única noticia positiva para el sector, ya que ello supone un incremento respecto al ejercicio anterior del 5,7%.

El gerente de la citada patronal, Bartolomé Mayol, reconoce que los proyectos residenciales vuelven a adquirir el protagonismo que habían tenido en este campo, aunque no se oculta que las islas tienen un problema de escasez de suelo, y además de alto valor del disponible, que sigue siendo un freno a la hora de desarrollar las actuaciones necesarias para poder atender las necesidades de la población residente. En el resto de segmentos, la evolución es negativa, y las empresas no dudan en achacar a los nuevos equipos de gobierno del Pacto parte de responsabilidad.