Cada euro que la asociación consigue es un alivio para la masa forestal ibicenca: «Por ejemplo, 1.000 euros que nos dé una empresa suponen 10.000 litros de agua de un depósito, que a su vez son 10 descargas contra un incendio. Es un aprovechamiento del dinero muy grande», indica Javier Ripoll, secretario de la Asociación de Propietarios Forestales. «Se ha demostrado -añade- este verano en Sant Miquel, donde los dos depósitos fueron trascendentales para sofocar ese incendio». Aunque pedirán 100.000 euros al plan Leader para 10 depósitos, no les sale a 10.000 euros por cada uno: «Tenemos una desviación de unos 4.000 o 5.000 euros, de manera que finalmente pagamos unos 15.000 euros cada uno. A veces hay que picar en el terreno, abrir caminos, podar o es necesario comprar 20 metros más de manguera», advierte Rafa Tur, el presidente.

Cada depósito «es como tener el extintor al lado del fuego». Los que había antes, propiedad del Ibanat, «solo contenían 60 toneladas, se instalaban en las cimas y nadie los cuidaba, carecían de mantenimiento y se llenaban con camiones cuba», apunta Tur. Los que ayudaron a sofocar el incendio de Sant Miquel contienen 170 toneladas, son cuidados por los agricultores de la finca (que también los usan para regar) y se rellenan continuamente para que no falte agua en ellos.

Ripoll considera que es «un proyecto muy económico y muy efectivo», aunque podría serlo más si tuvieran exenciones por parte de los ayuntamientos. Por cada depósito les cobran fianzas de 1.000 euros: «Eso multiplicado por 10 es un dineral. Y lo devuelven al cabo de año y medio o dos. Y en tasas, nos cobran unos 150 o 200 euros por cada depósito», se queja.