Los vecinos de Platja d´en Bossa no entienden que la policía no haya multado aún a los que reparten las octavillas, ya que ellos los ven todos los días colocando los folletos en los parabrisas de los coches.

«A las siete puedes ver a varios, si quisieran multarlos, ya lo habrían hecho», comenta, muy disgustada, Alfreda Ramos, que descubrió los flyers cuando se lo pilló a uno de sus nietos, de trece años. «Es una vergüenza, los niños van locos con las octavillas. ¡Si hasta las coleccionan!», denuncia.

Manuel Huerta explica que los adolescentes buscan estos folletos e incluso recogen del suelo los que salen volando de los vehículos. De hecho, en las aceras pueden verse ejemplares de varios de estos folletos, descoloridos por el sol. «Es que ni siquiera los barren», critica este residente, que destaca que este es el primer año que ven material publicitario de este tipo.

Ed y Morris, turistas ingleses que tienen alquilado un apartamento en la calle Picasso no creen que sea para tanto. «Esto es Ibiza, ¿no? La gente viene aquí para eso, no entiendo que se escandalicen por esto. Además no veo mucha diferencia entre esto y las vallas de algunas discotecas», comenta Ed, que lleva en la mano un par de estas tarjetas.