Los servicios de extinción permanecieron toda la noche del sábado y la mañana de ayer trabajando en la zona del incendio que el sábado afectó a una extensión de 14 hectáreas de Formentera para evitar la posibilidad de que el viento reavivara las llamas. A las diez de la mañana se dio por controlado.

Diecinueve personas (16 especialistas del Ibanat y tres bomberos de Formentera), dos camiones de bomberos de la pitiusa menor, un camión del Ibanat de Eivissa y una pick up se encargaron de llevar a cabo esta tarea.

Desde el Consell de Formentera felicitaron ayer a todas las personas que ayudaron en la extinción del incendio y, de forma especial, a los voluntarios de Protección Civil y a las empresas de distribución de agua. Destacaron que gracias al trabajo de todos ellos se logró controlar el fuego con gran rapidez y que no se produjeran heridos ni daños graves en las propiedades.

El fuego sí llegó a afectar levemente a las porchadas de algunas a casas y a dos vehículos, cuyas ruedas explotaron a causa del calor.

«Hoy [al día siguiente del incendio] somos conscientes de nuestra debilidad y tenemos la sensación de que esto podría haber sido una catástrofe, porque cuando ves lo quemado se te rompe el corazón», dijeron desde el Consell.

Desde la institución también mostraron temor «por lo que pueda pasar este verano». «Tenemos unos buenos equipos de extinción, pero como el incendio sea grande sabemos que estamos en problemas», señalaron.

La Guardia Civil está valorando los daños ocasionados por las llamas e investigando las causas. El fuego comenzó, según las primeras hipótesis, en «un cuadro eléctrico de instalación de una de las casas de la zona forestal sin faja de autoprotección», según el Consell, probablemente en el motor de la piscina.

En un primer momento el Ibanat declaró el incendio de nivel 1, ya que las llamas amenazaban a algunas viviendas e incluso se decidió dar la orden de desalojar el hotel Cala Saona.

El fuego quemó 14 hectáreas de pino, sabina y monte bajo, según las mediciones de Ibanat.