La bailarina ibicenca Ingrid Magrinyà cuenta con una larga carrera internacional en diferentes compañías y hasta puede presumir de haber formado parte del elenco de una obra ganadora de un premio Max (‘Metrópolis’, mejor Espectáculo Revelación 2010) pero nunca hasta ahora se había enfrentado a un papel tan apasionante y exigente como el que interpreta en ‘La Extinta Poética’.

Esta obra está actualmente en cartel en el Teatro Español de Madrid, donde ha cosechado críticas entusiastas. No sería nada raro que entrase en las nominaciones de los Max u otros premios, pero a Magrinyà no le preocupa. El mero hecho de haber participado en este montaje ya es «todo un premio» para ella.

Dirigida por Paco de la Zaranda y escrita por Eusebio Calonge, ‘La Extinta Poética’ se estrenó el pasado mes de septiembre en el Teatro Principal de Zaragoza gracias al apoyo de las instituciones aragonesas, ya que dos de las actrices son de esta procedencia.

Ahora están en el Español hasta el día 18 de diciembre con posibilidad de prórroga y además esperan iniciar una gira en 2017.

«Explicar esta obra es complejo porque el texto de Calonge es de los que ofrecen diferentes lecturas, tienen muchas capas y mucho fondo», relata Magrinyà. «En escena somos una familia: un padre, una madre y dos hijas, pero de lo que se está hablando no es directamente de esa familia sino de nuestra sociedad, un poco viciada, ‘empastillada’. La única manera de despertar de todo eso que nos oprime, que no nos deja salir de nosotros mismos, es la poesía, es la poética de las cosas», describe la bailarina y actriz, que precisamente interpreta el papel de esa poética ‘extinta’ a la que hace referencia el título.

Ingrid Magrinyà, en primer plano, con los otros tres actores del elenco. Foto: Bruno Rascao.

«Mi personaje encarna esa poesía que tenemos que encontrar. Todo lo que le falta a esa familia está encarnado en mi personaje, a pesar de que aparentemente tiene un problema de discapacidad y de movilidad», relata Magrinyà. Los creadores de la obra pensaron que una bailarina podría expresar mejor esa idea.

Aunque su carrera es fundamentalmente de bailarina, Magrinyà ha trabajado con varias compañías de teatro, donde ha combinado sobre la escena la interpretación y la danza. «No es la primera vez que tengo esta experiencia, pero es verdad que este papel es de lo más exigente que he podido hacer en toda mi vida. La Zaranda cumplirá 40 años de compañía el año que viene y tienen un estilo muy particular de trabajo que respetamos y veneramos. Nos lo han puesto muy difícil [a los actores]. Nos han exigido todo y más, cada día de trabajo nos lo han pedido todo y nosotros no hemos querido defraudarles», relata la ibicenca. «No nos han dejado conformarnos con nada, por eso el esfuerzo ha sido más mental que físico», subraya.

Para ella sería «fantástico» que esta obra se pudiese ver en Ibiza. «Sería un privilegio llevarla a la isla. Desde aquí lanzo la oferta a quien corresponda», afirma riendo.

Magrinyà se formó de niña en Eivissa con Miguel Ángel Paz y a los 15 años se fue a estudiar danza clásica a Zaragoza. Actualmente compagina la obra ‘La Extinta Poética’ con su trabajo como asistente de coreografía para Can Arslan, actual director artístico del Nordharder Ballet, creando piezas para Theater Augsburg Ballet, Theater Magdeburg Ballet y el Delattre Dance Company, entre otros.