Hay un lugar a 4.000 kilómetros de España donde confluyen cientos de violencias. Es un espacio enorme e inhóspito, el más inaccesible y cruel que puede patrullar un policía, una franja de fronteras difusas que se extiende por territorios de once países desde el Mar Rojo hasta el Atlántico, mirando a Canarias. Su nombre, Sahel, ya hace un lustro que es sinónimo de amenaza terrorista.
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Los caladeros de la yihad (VI)